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Atención! Achtung! Attenzione! Warning! Este blog es apto para todo público aunque contiene insultos e improperios varios y en cantidad alarmante. Cabe señalar la existencia de errores ortográficos graves y vergonzosos, y un cierto dejo de maldad en la mayoría de los posts, por todo lo cual no me excuso... Atención! Achtung! Attenzione! Warning!

Tuesday, April 28, 2015

Ecuador, el país de la mitad del mundo...

Ecuador: plano imaginario que forma una línea también imaginaria que divide un cuerpo celeste (en este caso vamos a hablar del único planeta habitado por homínidos de carácter auto-destructivo) perpendicularmente a su eje de rotación y que pasa por su centro. Es equidistante a sus dos polos geográficos y es el punto en que los rayos del sol llegan exactamente perpendiculares durante los equinoccios; o sea que es el punto más cercano al sol (más vale que cuando está perpendicular al mismo, no venga a decir que es el punto más cercano al astro rey a medianoche, no sea pavo). 
Llama la atención el hecho de que un solo país haya monopolizado el nombre de "Ecuador" siendo que la dicha línea imaginaria atraviesa un total de 11 países: Ecuador, Colombia, Brasil, Santo Tomé y Príncipe, Gabón, República del Congo, República Democrática del Congo, Uganda, Kenia, Somalía, Maldivas, Indonesia, Kiribati y tienen un lugar honorífico las ciudades de Roma antigua y Cusco por ser el ombligo del mundo y también Buenos Aires por estar ubicada, según varios de sus habitantes, en el centro mismo de la vía láctea y del universo conocido. Esos países se cagan de calor a toda hora pero contrariamente a lo que podría uno imaginarse, los desiertos de la Tierra se localizan en las zonas de los trópicos y no en nuestra susodicha línea. Creo que hablo por la humanidad cuando planteo la cuestión de cuantas guerras civiles podrían haberse desatado en estos países por asuntos de determinar las estaciones del año: al norte de la línea invisible es invierno y al sur verano, y si al gobierno se le ocurre la idea maravillosa cambiar la hora para ahorrar energía en el verano, el norte no la cambia para hacer la contra argumentando trastornos de sueño, alopecia y homosexualidad provocada (como San Luis) y empieza una guerra en la que se usan bananas y cocos como proyectiles. Es un misterio de como el planeta sigue intacto la verdad.
Dícese también, de un país que muchos creen, en sus prejuicios, bananero pero que tiene un presidente muy capo y una cultura muy grande y variada.



Considerando entonces que el planeta es una esfera deformada, achatada en los polos, de forma geoide (geoide quiere decir "con forma de planeta Tierra" lo cual es una redundancia redundante), en donde la gravedad debería ser menor que en otros lados por estar más lejos del centro planetario y en donde ese efecto se ve reforzado por la fuerza centrífuga de la rotación, crucé la frontera dispuesto a pesarme, después de ir al baño, claramente, y de un modo empírico, corroborar esas teorías que enuncian que la Tierra no es plana y otras bazofias. (Comprobaría más tarde que todo intento de pesar menos sería infructuoso).
Así que entramos entusiasmados así:



El cruce entre Aguas Verdes (Perú) y Huaquillas (Ecuador) presenta un obstáculo insalvable; una delicia del pésimo planeamiento urbano, un piropo a la torpeza urbanística, una patada en los huevos a la logística y el sentido común: el puesto fronterizo de ambos países de encuentra en un complejo hecho propiamente para tal fin a unos 7 kilómetros a un costado del puente internacional y de ambas ciudades limítrofes. Para poder cruzar al país deseado es menester la contratación de un transporte privado que lo lleve a uno hasta el susodicho complejo, sellar el pasaporte y volver con el rabo entre las piernas por el mismo caminito. Increíblemente alguien pensó que era una muy buena idea mudar toda la infraestructura existente a un edificio con aire acondicionado y construir una carretera de casi 7 kilómetros sólo para ese uso, al costado del mundo conocido, aunque quedase más incómodo que defecar justo después de una ducha. Pero bueno, animo! Después de eso el país empieza a comportarse como un ente bastante racional.



De solo cruzar la frontera, la tierra de la mitad del mundo ya se perfila distinto a Perú y Bolivia. Se notan colores mucho más intensos, limpieza, y se aprecia una mejor calidad de vida en detalles muy sutiles como la vestimenta de la gente que se ve de mejor calidad y no desgastada por el uso intensivo. Entramos a un país más rico.

La decisión de la ruta fue bastante difícil; Ecuador está clasificado en 4 regiones bien marcadas y diversas entre si: la costa, que corre por el Pacífico y ofrece ciudades importantes y famosas como Guayaquil, Montañitas, Esmeraldas; las tierras altas o Andes Centrales con ciudades como Cuenca, Quito, el Oriente o región de la Amazonia y las mundialmente conocidas Islas Galápagos. Yo quería verlo todo, pero como la omnipresencia no es permitida a los mortales, procuramos combinar un poco de montaña con selva y dejar Galápagos para cuando gane el gordo de navidad.

Cinco horas de acarreo en un bondi nada apto para viajes más largos de 30 minutos y pasando por muchas hectáreas de plantaciones de bananas conducen a Cuenca. Esta es una ciudad colonial, muy bien preservada, muy limpia, muy turística y muy preparada para recibir a los turistas aunque no hay demasiado para hacer en la ciudad propiamente dicha, más allá de perderse caminando por sus callecitas. Su plaza principal es una manzana totalmente mutilada por caminitos y senderos que no llevan a ningún lugar en particular y que de vez en cuando desembocan en una glorieta en donde los fines de semana se realizan eventos. Justo el fin de semana en el que llegamos era un día patrio ecuatoriano y durante el acto de conmemoración se ejecutaron danzas y cantos. Lo gracioso fue que el coreógrafo/maestro de danzas era argento y sus alumnos clavaron tangos, chacarecas y hasta una zamba para honrar el día patrio ecuatoriano... Ni se calentó en presentar algo local y tradicional... Típico argento (?).
Cuenca es la tercera ciudad ecuatoriana y se levanta sobre las ruinas de Tomebamba, una antigua ciudad incaica donde nació el inca Huayna Capac, que sería el que culminaría la conquista de todo el reino de Quito.
Recuerdo más bien que la ciudad me sorprendió por su belleza y limpieza, pero mucho más por el ridículo precio de las pizzas. Vaya a saber de donde viene pero la cultura pizzera es muy tana en el sentido que cada humano es supuesto de consumir una unidad. Son flaquitas y humildonas y uno desearía que nadie se acerque a pedirle una convidada por lo mezquino de su materia. Esa unidad que en la patria inventora cuesta unos 5 o 6 euracos viene reproducida en la mitad de mundo a un precio de 14-16 dolarucos. Un chiste al sentido común.
Y adivinen que???? En Ecuador no sólo existe un clima al estilo hawaiano (era lo que mi prejuiciosa imaginación me decía)... Si! En Cuenca hace frio!!!!!













Una de las atracciones más importantes de la región es el "Parque Nacional Cajas" que se encuentra a un par de horas de Cuenca. Es una reserva natural de más de 28.000 Ha con más de 2000 cuerpos de agua. El parque es un páramo, o sea, un ecosistema montano tropical que se desarrolla entre los 3000 y 5000 metros sobre el nivel del mar (páramo me suena a algo desolado por el mal uso que le damos a la palabra). 
Como veníamos cargando las zapatillas de montaña desde hacía un buen tiempo, sin darles uso, creímos pertinente propinarles una buena zamarreada en la montaña y en el lodo como para justificar el peso acarreado en la mochila. Con tal fin, y creo que también para presumir un poco a un grupo de irlandesas que venía en la comitiva de visitantes al parque, decidí y convencí a Sophiensen de tomar la ruta más empinada y escarpada. Aquí es necesario admitir que tomar un sendero escarpado que sube más de 400 metros cuando hay barro, llovizna y viento no es una idea deregalo brillante. Y creo que Sophia (que venía subiendo conmigo) y las irlandesas (que miraban desde abajo) lo corroboraron cuando me escucharon chillar histéricamente de miedo cada vez que me resbalaba y caía un par de metros enchastrándo de barro todas mis vestimentas. El viento era de tal magnitud que me hacía tambalear en cada paso, pero no hay mal que por bien no venga: creo haber roto el récord Guiness de alcance de orina con unos 5 o 6 metros, aunque la mira era inestable, todo, desgracia y fortuna, regalos de Eolos. En fin, después de un arduo ascenso, gritos, insultos e improperios mediante, ganamos la cima y todo el esfuerzo y el enchastre fueron recompensados con una de las vistas paisajísticas de los lugares más bellos que he visto. A continuación un par de imágenes afanadas de google porque perdimos la totalidad de las fotos de Ecuador en el incidente de la sustracción ilegal de bienes contra nuestras personas.







El retorno desde el parque a Cuenca fue de lo más interesante: los bondis públicos venían cargados hasta las tusas y ninguno paraba a recogernos; lo cual, luego de que pasaran 3 vehículos impedidos de levantar más pasajeros por la misma razón, nos llevó a la tremenda decisión de tener que hacer dedo (o pedir 'ride' como dicen por acá). Y ahí estaba yo, parado al lado de la carretera, cerca de un puesto de control de guardaparques (porque ahí los autos frenaban y me pareció un lugar estratégico para desplegar mi magia dedística) con mi dedito pulgar pa' arriba, el codo semi flexionado y mi sonrista intentando parecer un buen tipo, inofensivo, interesante y limpio a la vez, para despertar la compasión en los conductores cuando de repente se aparece una vieja y me pregunta con cara de 'whatafuck': -Que hace compadre?
-Hago dedo señora; los autobuses hacen caso omiso de nuestra necesidad dejándonos a la intemperie en este bello pero cruel páramo.- Dije tratando de usar un castellano neutral.
-Eso lo puedo deducir... Pero qué es hacer dedo y que hace con ese brazo semi estirado, inmóvil y con la señal universal de que "todo está bien" en su puño?
-Ahhhh.... Pues (esa inflexión no la uso cuando hablo en chuncano) estamos tratando de que algún alma caritativa se apiade de nos y nos lleve de vuelta hasta la ciudad de Cuenca...
-Así no va a llegar a ningún lado. No se ha dado cuenta de que los conductores le devuelven la seña de "todo ok" con una sonrisa?- Y así procedió a indicarme como se pide un aventón en esta nación:
1- Estire el brazo con el puño cerrado y eleve su pulgar.
2- Cuando vea un vehículo que le inspire confianza comience a zamarrear su brazo desde el codo en adelante, tratando de no exagerar el movimiento con el húmero.
3- Demuestre interés acelerando el zarandeo a medida que se acerca el medio motriz y flexionando las rodillas un poco.
4- Repita hasta que alguno pare y lo lleve.
5- Variante: los mismos pasos pero con la mano abierta y zarandeando sólo la muñeca producen el mismo efecto.
La verdad es que luego de los consejos de la vieja y tratando de enfatizar la cosa con dos homínidos repitiendo la receta al mismo tiempo y exagerando todo surtió un efecto casi inmediato y fuimos auxiliados y asistidos por una parejita de ancianos que, charla amena mediante, nos llevó casi hasta la puesta de nuestra efímera residencia en Cuenca. Qué lío con estas divergencias culturales... Debí haber leído un poco más al acrobata del camino para ponerme a tono en estas cuestiones dedísticas. 



Baños es, como podríais imaginar, una ciudad en donde existen baños termales. Lamento decepcionar a aquel que creyó que el asentamiento se había formado alrededor de una batería de servicios públicos químicos. Este lugar es el destino predilecto de ecuatorianos y de turistas que optan por evitar el camino de la costa. El poblado está rodeado de montañas cubiertas por vegetación selvática en donde predominan las aves de los más variados colores. Es posible escalar varios de estos picos por senderos barrosos y cubiertos de niebla la mayor parte del tiempo. Desde arriba se obtienen vistas maravillosas del conjunto, siempre y cuando, un ventarrón benévolo decida soplar para acompañar al viajero que suda toda la subida, despejando las nubes y liberando un hueco de observación. Es una elección inteligente la de trepar las cumbres antes que cualquier otra actividad, pues desde allí se ven las piscinas de aguas termales y sus usuarios, entonces, desde una perspectiva aviaria puede uno elegir en cual espejo de agua zambullirse luego, de acuerdo a la cantidad de minas buenas que las pueblen. General y tristemente los usuarios superan los 50 años y promedian las mallas enterizas rebozadas. 




Baños es un pueblecito que no ofrece otras cosas que sus aguas termales pero sus calles hierven de actividad con ofrecimientos de tours en bicicleta por las montañas, tours a la selva, tours para hacer canoping (es como una tirolesa [un cable de acero] que cruza un precipicio o un río o un barranco y a uno lo atan y lo arrojan en medio de gritos de pánico y de arrepentimiento), tours de puenting (una especie de bungie jumping pero uno salta desde un puente agarrado de un arnés), y tours de cualquier cosa. Para no ser menos, alquilamos unas bicicletas un día de lluvia tropical (o sea de baldazos de agua) y salimos a recorrer los caminos. Hicimos también canoping, no sin antes preguntar y corroborar si tenían el material adecuado en muchos lugares hasta que nos convenció una cooperativa local. Lo divertido del canoping es que se puede elegir la posición en que uno va a cometer el acto suicida: a) sentado: dicen que es para cobardes sin patria o condenados al infierno. b) superman: da miedillo, sobre todo antes de arrancar, pero a los ojos de los observantes uno parece ser el más macho de los machotes aunque en realidad no da tanto terror una vez en el aire. c) el murcielago: da mucho más miedillo, pues uno es atado solo de pies y viaja cabeza abajo como los sobrinos de Drácula. d) en bicicleta: aunque parezca irreal, hay algunos que se hacen atar con bicicleta y todo y cruzan los abismos pedaleando sobre las nubes para el delirio y gracias de todos los que lo observan.
Sophia elegió la opción del cobarde sin patria y vuestro sevidor que aquí escribe optó por la opción superman y aunque no exhaló ningún grito de pánico, en el momento en que se encontraba suspendido de las 2 miserables roldanas y antes de que la señorita que nos ató soltara el freno, sentió una taquicardia y un sudor frio bastante vergonzosos de confesar. Al final fue muy divertido porque el temor se esfuma un par de 1/60vos de minuto después de haber sido lanzados. 






Queriendo ver un poco de selva real empujamos nuestro calzado con destino al Tena; "la puerta al oriente". Misahuallí es un pueblito apoyado sobre una de las márgenes del río Napo. Hay una plaza central hermosa en donde grupos de monos se encargan de mantener distraídos a los turistas durante horas, haciendo monada tras monada y robando cualquier cosa que a un dueño más le duela perder. A una vieja le robaban huevos de la canasta recién comprados en el mercado. A unas chiquillas, el heladito recién abierto, casi sin chupetear. A una turista holandesa, el trípode de su cámara de fotos que después arrojaron desde lo alto de un árbol. A Sophia casi le arrancan la oreja de un tirón tratando de robarle un aro. Los monitos son muy simpáticos pero grandes cleptómanos hijos de puta. Yo los miraba con ternura pero con cierto recelo, pues venía todo el tiempo a mi cabeza el suceso del mono marroquí con pañales pampers que me mordió la mano en la plaza principal de Marrakech hace poco más de un año...
El fin último de ese destino era la selva. Contactamos una pequeña empresa local de turismo, gente quichua, y emprendimos la aventura de 2 días en la amazonia ecuatoriana. La cháchara se compuso de navegación en una chalupa por el Río Napo, la visita a algunas comunidades Quichuas que habitan en la región de dicho río, una caminata explicativa a un sendero de trampas en donde mostraban las técnicas de los primitivos aborígenes y sus artilugios para proveerse de comida de origen carnívoro (casi todas muy, pero muy inteligentes y de una delicadeza y eficiencia admirables), un descenso por el río en cámaras de tractores (nos super aseguraron que ningún cocodrilo o piraña se atrevería a atacar mis vergüenzas), algunas caminatas por la jungla tanto de día como de noche y la convivencia con una familia quichua con participación en sus actividades diarias como hacer cerámica, cocinar, cosechar yuca, hacer chicha, chocolate, jugo de caña, etc. 
Fue una experiencia fascinante y muy enriquecedora, sobre todo para los hijos de puta de los mosquitos y tábanos que se nutrieron de la sangre de nuestras extremidades hasta dejarnos una prolija composición de terroríficas ronchas y picaduras. Eran tantos y tan hartantes que al final perdía la gracia el tratar de matarlos a cachetazos limpios contra la propia piel y luego de algunas horas perdía el interés o ganaba la resignación y los dejaba hacer su laburo en paz.



Algunas de las comunidades de la región se han "adaptado" y organizado para recibir al turismo y representan danzas típicas, venden artesanías, ofrecen comida, etc. Había también algunos cuadros de pintores aborígenes pero la contemplación de estas obras creaba un inexplicable sentido de anti-solidaridad para quien los admiraba. En obras de gran formato aparecían rostros y manos, muchos rostros y manos 'indias'; rostros aterrados y convalecientes, de ojos hundidos en una expresión de miedo y horror; manos huesudas, articuladas hasta casi descoyuntarse, que cubrían temerosamente esos rostros que no sólo eran los rostros de interpretación histórica sino que estaban en los campos y en la mendicidad ambulante de las calles de América. Esas imágenes lograban rescatar la patética realidad del hambre secular, la ignominia atroz de los desequilibrios sociales de América y tenía como discurso pictórico los trazos desgarradores de la muerte a plazo fijo, de unos rostros que eran la apoteosis del sufrimiento, rostros oscuros que se caían a pedazos de tanto dolor acumulado.
A pesar de la tremenda experiencia de convivir con esta familia quichua, volví a Misahuallí con una sensación inevitable de complicidad en la culpa, repasando mi condición de pequeño burgués que ha decidido cruzar latino américa como un croto y que pese a dormir en sucuchos, de mendigar hospedaje en couchsurfing y de comer en los mercadillos, siempre podría cambiar de cama y de plato a merced de la tarjeta de crédito que a menudo escondo entre mis cojones.
Cuando llegas estos lugares notas que algo está fallando en el mundo y de pronto te quedas en el aire, vacío y sin respuestas. La guerra del consumo en Europa o en Argentina da la espalda a cualquier idea de solidaridad básica con terceros países de terceros continentes donde cualquier objeto o pedazo de alimento tiene un valor extremo. Cosas que allá son de desecho, que se tiran imperdonablemente al tacho de la basura, aquí resuelven problemas de primer orden. Un azadón, un par de zapatos viejos, una simple planchuela de zinc o una lapicera pueden llegar a ser artículos de lujo en algunas de estas comunidades; significa poder trabajar la tierra, no andar descalzo, tener un techo para cobijarte, aprender escribir... Es triste tener que salir tan lejos para poder comprender esto cuando una realidad muy similar nos agobia a pocas cuadras de nuestras cómodas casas. No hay mayor cargo de conciencia que la indiferencia, el egoísmo que nos inculcan tratando de hacernos creer que sólo importa el éxito personal cuando lo que le hace falta a este mundo es un abrazo total, una mano dada sin reservas. Como dijo Perez Esquivel cuando estuvo en Bolzano... Hay que sembrar, pero hay que sembrar con la mano abierta...





Ya con una buena dosis de selva y muchas picaduras, nos vimos desplazados hacia la capital del país: la bella Quito. En esta ciudad viven más de un millón y medio de personas y se posiciona sobre los 2800 metros sobre el nivel del mar y la vigilia la imponente silueta del volcán Chimborazo. Se cree que sus primeros habitantes se asentaron allí cerca del 10.300ac. y fue, muchísimo más tarde, el inca Huayna Capac, el que la convirtió en una de las ciudades más importantes del imperio. Pero actualmente se utiliza la fecha del 6 de diciembre de 1534 como su nacimiento por ser este el día en que fue conquistada por la mal parida progenie de madre gustosa de promiscuidad de los ibéricos. 
Existen 2 posibles barrios en donde van a parar los turistas: el centro histórico y la zona rosa (la zona de bolichongos y lugares de salida de la clase media, alta y turística). Como Sophiensen tenía amigos que habitaban cerca de la zona rosa, fuimos acogidos en un bello apartamento y congraciados con invitaciones de cafés y etcéteras. Lamentablemente, la zona rosa de noche es horrible. Está llena de yonkies y vendedores de sustancias ilegales de aspecto de nene de pocos amigos. Anduvimos vuelteando un poco pero la mala vibra del lugar nos devolvió a la casucha bastante rápido. Al día siguiente y sin perder las esperanzas, arrancamos bien tempranito por el centro histórico de Quito. Era día domingo y las calles principales estaban cerradas al tráfico impulsado por medios fósiles pero abierto al de tracción a sangre humana. Las bicicletas se paseaban por doquier y frenaban cada tanto en puestos de agua gratis que el gobierno pone a disposición de todos en un intento de promover la participación ciudadana en las calles y el sano deporte.
Los mercados son bellísimos y ofrecen desde calzones a opíparas comidas con camarer@s sonrientes y amigables. Los museos, iglesias y edificios públicos están muy bien conservados y abren al público ofreciendo visitas guiadas a muy bajos precios. Todo iba muy bien hasta que tuvimos la espectacular idea de subir al mirador de la ciudad y sacar las últimas fotos antes de retirarnos a nuestra temporal residencia en donde nos pasaría a buscar una amiga para ir por una tradicional cena Quiteña. En nuestra máxima inocencia y gracias a que veníamos teniendo un viaje maravilloso y sin ningún tipo de problemas con otros humanos, no sospechamos demasiado de dos malvivientes que venían subiendo adelante nuestro y que nos miraban fijamente torciendo el cogote pa' mirar pa'tras cual lechuza poseída. En un momento me referí a mi compañera: -"esos dos nos van a afanar"-... Pero siguiendo un estúpido impulso de confianza en la humanidad continuamos subiendo e hicimos cumbre en el mirador en donde nos sacamos bellas fotos y en donde charlamos con locales. Cuando nos disponíamos a bajar para culminar el día, aparecieron estos dos malhechores que estaban escondidos en las escaleras y uno de ellos, sacando un super cuchillo de su botamanga derecha, se aproximó a nosotros escupiendo un -"no te vayas a mover conch'e tu ma're"-. Eran 2 muchachitos destartalados que con caras de malos nos increpaban apoyándome la hoja del arma blanca sobre el esternón... Así que liberándonos de nuestras ataduras materiales entregamos nuestros bienes entre los que se encontraban mi mochilita de viajes con el teléfono de Sophiensen, una botella de agua, la lonely planet de sudamérica, las billeteras y lo más preciado, la cámara de fotos... En un intento de supervivencia viajera intenté una negociación: -"bueno, llevate las cosas pero dejame la tarjeta de memoria de la cámara"-... A lo que respondió con un -"ughh uhhgga uhhgaaaa"-... Lanzando un golpe circular con el cuchillo de derecha a izquierda  al que traté de esquivar saltando hacia atrás... Después de tan locuaz y racional respuesta dije para mis adentros: -"ma' si, perdete la camara en el oc*te"-... Y se fueron contentos con su botín dejándonos en la miseria fotográfica. A los 5 minutos encontramos unos policías montados en motocicletas que nos llevaron a patrullar por las chabolas circundantes con la esperanza de encontrar a los maleantes y de cobrar venganza a cachiporrazos; pero como era de esperarse, fue totalmente en vano. Al menos ganamos un transporte gratis desde la comisaría hasta la casa de nuestros amigos en patrullero, en la parte de atrás, como reos.
Al igual que sucede en las discusiones de pareja, las mejores y más inteligentes respuestas o reacciones se nos ocurren varias horas después de terminado el altercado; y el pensamiento de "haber o no haber" utilizado la fuerza para defenderme contra dos chiquillos, la de "haber o no haber" rajado cuando sospechamos de sus oscuras intensiones, la de "haber o no haber" comprado una katana para andar por el centro de las ciudades lationamericanas y poder descuartizar a cualquier samurai que ose acercarse a mi zona de confort y otras bobadas, me atormenta incluso en estos días. Pero bueno, lo benigno fue que no hubo bajas ni heridos en el asunto y que todo forma parte del aprendizaje y de la aventura. 








No me voy a hacer el superado porque al otro día, a pesar de la belleza de la ciudad y de la acogida de su buena gente, decidimos tomarnos el palo y hacer borrón y cuenta nueva. Despedimonos entonces de los amigos y enfilamos hacia Ibarra, una ciudad con mucha buena fama pero que nos recibió con calles sucias, grupetes de gente muy mirona y advertencias de una viejas que decían: -"hmmm... Tengan mucho cuidado que les van a robar acá "-... En otra cualquier ocasión hubiéramos hecho caso omiso de tales advertencias pero con lo sugestionados que veníamos de Quito eso fue suficiente para que decidamos pegar media vuelta e irnos al carajo y hacer el borrón y cuenta nueva en el vecino país de Colombia. Amén.

Monday, April 20, 2015

Más al norte de Machu Picchu...

Se dice por ahí que Paracas (marihuanacas la llaman algunos) es una de las playas más bonitas de Perú y que es el lugar ideal para quienes desean hacer surf y pasar unas vacaciones inolvidables en la playa. Bazofia. Patrañas. No es más que un pueblito chupa sangre (me recuerda a Milac Navira) plagado de hostels que dicen ser buena onda pero que en realidad se ocupan de que sus inocentes visitantes gasten todo su tiempo y dinero en sus bares y discotecas, succionandolos, chupandolos, atrayendolos hacia su horizonte de sucesos, cual agujero negro a fotón de luz, negando cualquier tipo de contacto con mozo local alguno. Hablo despectivamente de esto simplemente porque yo soy mala onda, ni más, ni menos... Y también porque me caen mal los hipsters y los niñitos que se alcoholizan para comportarse como idiotas. Bien, pero no todo está perdido; alguno que otro, cual oveja descarriada, sale para ver que afuera, solamente a un tranco del umbral de la puerta del hostel, en el mundo y muy cerca, se yergen las majestuosas y casi siempre cubiertas de niebla, las Islas Ballestas.
Este archipiélago, deshabitado, alberga una cantidad enorme de aves y animales marinos. Los más destacables son los lobos o leones marinos (ahi aprendí que los 2 nombres refieren al mismo animal), los pingüinos de Humbolt y las estrellas de mar... Y además de un montón de especies de aves que ni me acuerdo de como se llaman pero que defecan mucho (mucho mucho mucho). Tanto defecan que el hedor de la cacona se siente desde el barco en el cual se llega hasta allí, y que ancla a unos 30 metros de la costa. Tanto cagan, que los peruanos han ideado un sistema de pircas que atajan la churretera en caida libre hacia el mar y que van acumulando los soretitos de esas millones de aves y más o menos cada 8 años, el gobierno va y junta todo ese guano y lo exporta a todo el mundo como fertilizante. Tantas son las heces y tan valiosos son estos depósitos de cuerpo, que cada tanto hay apostados guardaparques armados, que cumplen un servicio especial en las islas para controlar y evitar cualquier intento de furto cacal.
Pero más allá de esta interesantísima cuestión escatológica, también despierta la curiosidad del visitante la tremenda cantidad de 'seres vivos y no vivos que se relacionan en ese determinado momento y en ese determinado lugar' (definición de ecosistema, prueba de ciencias naturales, 6to. grado) que el tour a las islas de solo 2 horas vale el trajin de aguantar a los adolescentes borrachines en el pueblo la noche anterior.
La cortina sonora fue para mi una de las cosas que más conmovió mi duro corazón. Pues como un metrónomo, los "eructos" de los lobos marinos se intercalaban perfectamente con el graznar de las aves marinas. Sonaba algo así: [chajaaaa chajaaaa] (corchea corchea de gaviota) [bruuuuaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh] (blanca en eructo de lobo marino)... [chajaaaa chajaaaa] (corchea corchea de gaviota) [prrrrrrrrrrrrp prrp prrp] (negra corchea corchea de churretera de algún pinguino de Humboldt)... Y así, en un compás casi de cuatro cuartos, repitiendo da capo, hacia el infinito. Las matemáticas, definitivamente, se expresan musicalmente en todo el abanico creacional. 




















Y así, consecutivamente y sin otro particular, saludamos atentamente y, previo consumo de un buen plato de ceviche (o ceBiche) (pescado o mariscos marinados en limon) y chicharrón de mariscos (fritos en deliciosa grasa), nos teletransportamos a Lima.
Del viaje en particular poco me acuerdo, pero creo que toda la vida recordaré haber sido tan canducho de poner mi mochilita de mano arriba, en el porta equipajes. Pocas veces lo hago, pero esa vez, la estrechez del espacio entre los asientos, la cara de buenos de mis vecinos y compañeros de viaje, y el hecho de que la aventura se desarrollara a la siesta y no durase más de 3 horas me llevó directo al trono de la ingenuidad. Así nomas y sin haberme percatado de nada, poco antes de llegar a destino se me dio por relajarme con un poco de lectura de poca relevancia. Al alzarme a hurgar entre mis pertenencias, mis dedos juguetones no dieron con el dispositivo deseado y dudé y me convencí de haberlo olvidado en la mochila guerrera que iba en el depósito. Horas después, siendo la búsqueda infructuosa, y al no encontrar tampoco mi teléfono ni el de Sophiensen (ambos viajaban en el mismo contenedor), se alzaría el grito gutural más intenso que he dado en el viaje para maldecir mi estúpida e ingenua confianza.
De todos modos y más allá de mi pelotudeZ, Lima, la capital de Perú, es una ciudad enorme, pluricultural y especialmente, muy paranoica. Decidimos quedarnos en el barrio de Miraflores, que viene a ser un 'cerro de las rosas' cordobés; no porque pegaramos en esa onda, sino porque el centro histórico, pasada la hora del cierre comercial, muere. Miraflores es un barrio muy lindo y lleno de gente, en donde una milanesa con papas fritas servida en un plato comprado en un todo por 2 pesos chino, se llama "medallón de carne vacuna rebosado en pasta de huevos crudos y astillas de pan crocante, llevado a su punto comestible en extracto oleaginoso de orígen vegetal, acompañado de tuberculos cultivados en solares andinos aterrazados coccionados del mismo modo y presentados en delicados contenedores de barro cocido a temperatura adecuada"... El mismo plato con el primer nombre cuesta unos 3 dólares, el que tiene el segundo nombre es sólo para exclusivos; pues se cotiza unas 10 veces más caro. Así, ricos y pobres (acá entra el rubro " mochilero") se nutren de energía química de exactamente la misma fuente, pero unos satisfaciendo sus necesidades energéticas primarias y los otros (pobres seres) sus necesidades de apariencia y estatus, también primarias, vamos a decir. Esto es, en un país pobre y con más de la mitad de la población viviendo por debajo del límite de la pobreza, exactamente como mi querida patria, es a MI JUICIO, una irresponsabilidad ética y social. Pero bueno, como me dijo mi sabio padre una vez, "en el mundo hay boludos como para hacer dulce, trate uste' m'hijo de no formar parte de los ingredientes de la mermelada" [cita casi textual]. Ergo, para ver la Lima real había que salir, un poquitín, de ahí. 
Me llamó también poderosamente la atención el hecho de que todos, absolutamente todos los seres humanos (locales) con los que tuvimos algún tipo de contacto verbal nos decían alguna de las siguientes frases:
- Tengan cuidado que aquí que roban mucho....
- Hmmm... Acá no es seguro...
- Hmmm... A esta hora les van a robar seguro...
- No, el centro es muy peligroso...
- No, Miraflores es muy peligroso...
- Los van a asaltar seguro...
Y la mejor de todas (una vieja que se puso a hablarnos en el bondi): - Ay, es que sho viví en Miami. Acá no me gusta más... (En voz baja) Es que acá hay poca gente ya como ustedes (señalandonos), ahora son más oscuritos acá y por eso está peligroso... (Bueh...).
La inseguridad es una sensación... Me suena... Me suena de algún lado...
De cualquier modo, el centro histórico de Lima es muy lindo e incluye su gran plaza de armas, sus iglesias, sus edificios publicos con sus balcones de madera, un barrio chino (en donde se puede comer un riquísimo 'chifa', una suerte de plato oriental creado por los inmigrantes chinos que utiliza ingredientes locales para reproducir delicias originarias de la patria de la gran muralla), mercados varios y la gran plaza en donde e encuentra la estatua del libertador don José de San Martín (se dice en el limbo que él es el unico argentino del cual ningún argentino tiene nada malo para decir).












Será porque estaba un poco embolado por la pérdida de mi compañero de adicción interneteana o porque soy un permanente cara de culo, que después de 3 días de vagar sin un rumbo u objetivo demasiado fijo por la gran capital me quise alzar al carajo. Y, efectivamente, bondi nocturno mediante, al carajo me alcé.
Trujillo nos esperaba con sus brazos abiertos. Y nosotros, como niño que chicanéa a su papá para escapar de su beso pinchoso por su barba de 2 días, le hicimos un OLE! a la ciudad y apenitas llegados a la terminal, de mañanita, con un bus local, enfilamos hacia las ruinas de Chan Chan (dale, hacé clic en el link... Si estás tan al pedo como para leer este blog, seguro que podés leer algo mucho más interesante y completo sobre la historia de esta gran cultura y de paso no me haces escribir para explicar todo acá al pedo [valga la pedorra redundancia]). Chan Chan (no tiene nada que ver con [esta] canción, pero mientras caminaba por las ruinas me sonaba en la cabeza todo el tiempo) es una ciudad enorme, construida en adobe por los Chimúes. En cierto período de la expansión Inca, ambas culturas se batieron a duelo resultando vencedores los incas (perdón por contar el final de la película, pero si usted no se define como un boludo, se habrá dado cuenta solito nomás del descenlace). 
Las ruinas son enormes y autoritariamente impresionantes. Semejante ciudad de barro en medio del desierto capaz de albergar a una población de casi 100.000 habitantes da que pensar. Tal vez, las crónicas de los españoles, en donde llamaban a todas las culturas pre hispánicas "salvajes", no se ajustaban demasiado a la realidad. Lamentablemente hay muy poco recuperado y/o mantenido y los vestigios de su grandiosidad van poco a poco convirtiendose en lomos de burro más aptos para practicar motocross que en un museo al aire libre.












Contento por haber pisado una bolilla de lo que fué mi examen final de Historia de la Arquitectura Latinoamericana en la facultad, picamos a una playa cercana, en un pueblito llamado Huanchaco. Decíanse maravillas y piropos del enclave surfista, pero la verdad es que si no fuera por el restaurancito al lado de la playa en el que comimos chicarrón de pescado (no pregunte al pedo, ya aclaré que chicharrón se le dice a todo lo frito en grasa animal), el desengaño me habría asaltado del modo más cruel. El problema de no tomar drogas es que pareciera que uno se pierde el 90% de la diversión en estos pueblitos de vida playera. Que le vamos a hacer...





Volvimos entonces a Trujillo a recuperar nuestras mochilas para viajar, por segunda noche consecutiva, de noche en un bondi y alcanzar la frontera norte del país.
Trujillo, al atardecer, se reveló mucho más bonita de lo esperado. Una ciudad muy colorinche y limpia, llena de gente callejeando al estilo de "Truman's Show", que van y vuelven sin hacer aparentemente nada. Me gustó la idea, y de algún modo me recordó al tontódromo dolorense que solía yo frecuentar los domingos amla noche, a la salida de misa, yendo desde el todavia en ruinas bar "El Espléndido" (maldito seas P.L. por dejar a Villa Dolores con esa esquina en ruinas por tantos años) hasta la EG3, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta... Hasta que se hacía la hora en que la Norma demandaba el regreso a casa.





La ruta final elegida para el escape de la patria del maíz, nos deparó el encuentro con el poblado de Tumbes. Muy cerca de la frontera y como la mayoría de los pueblos de frontera, un pueblo de mala muerte. Que hay en Tumbes? Picarones... Opa, ya pensó mal? Los picarones (haga clic en la palabrita para ver la receta) son una suerte de aros toroidales de pasta de batata (camote por aquellos lares) y zapallo que se frien. Como todo lo frito, son exquisitos. Que más hay? Hay taxis tuc-tuc. Creo ya haberme pronunciado sobre los dichos putos tuc-tucs. El sentido rechazo por este tipo de taxista en una moto de 3 ruedas, tiene su orígen en los países del sudeste asiático. No tiene que ver con la raza, ni la religión, ni la nacionalidad de estos individuos. Exactamente en todo el mundo (al menos en las partes que he tenido la fortuna de conocer), este tipo de conductor es un garca. Juega con los precios, con la sensación de hacerte sentir inseguro y con tratar de cagarte en lo que sea cada vez que se le presenta la oportunidad. Por mi parte, trato de no contratar los servicios de ningúno de estos seres mitológicos a menos que sea un extremo caso de muerte o de un apocalipsis zombie... Pero si es por lo último, me elijo al más garca de todos los tuc-tuc porque ese seguro que lleva rifles, municiones y probablemente revistas de niñas con poca ropa, o sea, todo lo necesario para sobrevivir la catástrofe. A continuación una foto ilustrativa donde se aprecia un conductor de tuc-tuc tratando de garcarle algo a los pasajeros, tal vez incluso planeando un golpe de estado o haciendo espionaje para Clarín:


En fin, lo que si era muy digno de ver era la zona de Puerto Pizarro, un pequeñísimo poblado de pescadores, muy cerca de Tumbes, en donde ofrecían paseos en barca por los manglares (lea de nuevo) y una reserva de cocodrilos y caimanes. 
El manglar siempre fue considerado un territorio maldito. Por lo impracticable y laberíntico, en las mentes de los conquistadores que navegaron las costas del Pacífico durante los albores del siglo XVI (16 vagazo), el manglar figuraba como cuna de las peores plagas y refugio de temibles alimañas que se lo comerían a uno por completo o a lo mejor y si tenía suerte, solo el pito y quedar gangoso como lo ha sabido decir el Flaco Pailos en su veridica crónica sobre Tarzán. En una especie de pugna espacial, el manglar fija los sedimentos que defogan los ríos en el mar, creando un sustrato nuevo en donde arraigar, ganandole lentamente, terreno al océano. Más o menos como hacen en Mar del Plata con sus playas, dragando arena del mar para ganarle terreno al mismo, solo que en vez de criar gordos en musculosa sentados en una reposera bajo una sombrilla alquilada respirando muy afanosamente, el manglar genera uno de los biomas más ricos del planeta y con toda su biomasa, es la base de muchos ecosistemas... Casi lo mismo... Ponele. Se dice por estos lares, que los manglares del mundo son responsables de un 30% de las pescas planetarias, pues la gran cantidad de hojas que caen al mar son el alimento de pequeñísimos seres que a su vez son el plato principal de otros de mayor tamaño que a su vez son comidos por otros más grandes y estos por otros más grandes y estos por otros más grandes y así fractalmente hasta que un humano rey de la creación se caga en la cadena alimentaria y pesca el bicho más grande que puede encontrar en el mar. En fin, esas raíces tabloides que diseñan extravagantes biombos, le van dando firmeza a esos suelos barrosos e inestables sometidos a la embestida puntual de las pleamares. Un puto bosque sobre el agua! Una legión de árboles rebelados contra su medio terrestre... Invadiendo el sagrado maritorio! (Si no fuera por todos los insultos que escribo, el último párrafo podría considerarse casi poesía... Pero a mi me gustan los insultos...).
El paseo en lancha con la excelente explicación de lo que veíamos por parte de nuestro guía de 8 años iba declinando hacia el "sagrado" criadero o reserva de cocodrilos. En dicho recinto, puede uno circular por las diferentes fosas que contienen a estos preciados animalitos, futuras carteras, viendoles reposar, inmóbiles, bajo el sol peruano, o también se puede meditar y casi llorar por la visión del futuro de estos anfibios majestuosos, condenados a prolongar la vida de la especie, confinados en piletones de cemento para siempre. Cuando le pregunté a nuestro niño guía si algun cocodrilo sería liberado a su hábitat natural me respondió con los ojazos abiertos como el 2 de oro: -Nuuuuuuu! Si los soltamos nos comen!
Triste vida para el cocodrilo maduro de 4 metros condenado al claustro de su prisión preventiva...
Al final del tour, pasaríamos la siesta en compañía del guía, jugando a tirarnos al mar desde un tobogán de 3 pisos de altura y a ver la pechera de las damas cuando se estrellaban contra el agua. Si, el tobogán era demasiado empinado, resbaloso y rápido y no había corpiño que resistiese el tetazo contra el agua salada sin desprenderse o saltar por los aires... Eso es, creo entender, un muy buen último día en cualquier país del mundo.











Epílogo: pues bien, Perú es un país interesantísimo. Muy parecido a la Argentina en su idiosincracia y en sus costumbres. Plagado de historias de corrupción y de golpes militares. Tienen el merito (?) de haber elegido a un presidente ponja que los dejó en la ruina y se tomó el palo a su país de orígen. Tienen la fortuna de contener dentro de su territorio a la que fue la capital del imperio más poderoso de América del Sur y aunque esa historia es la que les provee uno de los mayores ingresos, se han olvidado de los hijos de su cultura. Un país enorme, en donde la mayor parte del territorio se desarrolla al este de la Cordillera de los Andes, en el amazonas. Se dice que tiene una de las culturas culinarias mejores y más variadas del mundo. Su ceviche (o ceBiche, ni los locales se ponen de acuerdo en como se escribe), sus arroces, sus frutas, su chocolate, sus carnes, sus etc, son realmente un manjar incluso en sus versiones más callejeras. Y esa "Inca Kola"!!!! Me estuve preguntando durante días y días qué era ese brebaje amarillento que competía directamente con la "CocaCola" y que le ganaba en ventas por afano... Los niños, los jóvenes, los viejos... Todos con su botellita de Inca Kola... Todos los puestitos callejeros la ofrecían... Hasta que un día decidí dar el paso y unirme a la turba. Compré, la tomé en mi mano y verifiqué que estaba a temperatura natural, como todas las gaseosas de Perú y Bolivia. El refrigerador no se malgasta en enfriar una simple gaseosa. Destapé y la botella sonó con un PSSSSSSSHHHHHHTTT!... Olí: olía dulzón, muy dulzón... Levanté la quijada y le asesté un trago largo, como Dios manda... ... ... ... ... Ay! Caracoles batman... Jamás había torturado mi paladar con algo similar. Fieraza, pero de los sabores fierazos de buena calidad... Dicen que ya nadie los fabrica así... La vieja que me la había vendido me miraba expectante con la pera en alto y los ojos fijos... Con un ademán afirmativo balbucié un "hmmmmmmm... Que rica! No tenemos de estas en Argentina nosotros..." y en un acto de hombría suprema empujé el trago hasta terminarla de un saque. Traté de reprimir el eructo infructuosamente pero alcancé a cerrar los labios con lo que mis cachetes se inflaron y los ojos se me pusieron rojos por el gas sobrante que consiguió salir por mi narizota y le devolví la botellita a la vieja con un "gracias señora" medio apagado pero muy sincero.



Dos semanas es definitivamente demasiado poco tiempo para cruzar y entender semejante país. Me voy con un sentimiento de hermandad y compinchidad. Este pueblo hermano y hospitalario es decididamente un lugar para visitar. Perú no es solo Machu Picchu ni europeas liberales de vacaciones (aunque tal vez sea lo más atrayente), sino que es la puerta a un mundo familiar muchas veces muy desconocido.

Vamo' a Ecuadoooooor ehhhhhhhh!!!!!

Buscame si sos macho!