Voy a aclarar dos cosas antes de empezar;
1- el blog ha cambiado amigo, pero todo tiene su razón de ser, en este caso porque YO, el autor, tenia ganas de cambiar el color y punto. Abajo de cada post van a estar las instrucciones sobre como dejar un comentario... Que en realidad es lo que más me gusta de esto, ya que ahí se derrocha creatividad y humor y hasta a veces me alimento de pequeñas dosis de política y/o filosofía.
2 - procedo a completar la entrada anterior con este pequeño texto de Eduardo Galeano que se llama "Pequeña muerte" en honor a todas las despedidas con todas las personas que tuve la gracia de ver en Argentina.
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Bien, hace algunas semanas me enteré (en realidad me di cuenta) de que la ciudad de Venecia no queda tan lejos y justamente ahí se celebran los carnavales más famosos del mundo (perdón Río de Janeiro pero tengo que hacerme el importante) y bueno, agarré un domingo de aburrimiento y partí bien temprano a la ciudad flotante (esta afirmación es del todo falaz pero suena linda).
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Bien, hace algunas semanas me enteré (en realidad me di cuenta) de que la ciudad de Venecia no queda tan lejos y justamente ahí se celebran los carnavales más famosos del mundo (perdón Río de Janeiro pero tengo que hacerme el importante) y bueno, agarré un domingo de aburrimiento y partí bien temprano a la ciudad flotante (esta afirmación es del todo falaz pero suena linda).
Ya el viaje tuvo un sabor diferente... Ademas de ir apretujado porque el tren iba hasta la raja de gente, no dejé de sorprenderme durante todo el trayecto. La gente, pues, subía descaradamente disfrazada sin distinción de edad ni sexo, pero lo más interesante, sin ningún tipo de vergüenza. Obviamente toda esta multitud se dirigía al mismo destino que yo por lo que me empecé a imaginar qué era lo que iba a encontrar allá.
Salir de la estación no fue tarea fácil no solo porque me avivé (y sucede pocas veces) y compré el pasaje de vuelta apenas llegadito sino porque para avanzar 10 metros se necesitaban menudos sendos minutos... Pensé lo mismo que estas pensando vos, no te hagas el inocente... Si, de tirarte uno en medio de la multitud y mientras todos empezaran a culparse entre si, avanzar codeando la mayor cantidad de costillas posibles... Pero no, me contuve y esperé como buen argentino civilizado que soy.
A todo esto no podía desentonar con el paisaje así que más por respeto social que por fashion victim liberé mis cabellos al viento colorados en un verde-amarillento fosforescente y me dispuse a caminar por la ciudad.
Rumbo: (como suele decir mi madre) a donde va la gente...
La verdad es que llegué esperando una juerga en las calles tipo Pamplona en la fiesta de San Fermin, pero fue todo bastante diverso... En vez de haber borrachos cantando y abrazándose con todo el mundo en las calles, encontré jaurías de humanos que se paseaban disfrazados y se sacaban fotos a más no poder con otras gentes, también disfrazados que a su vez se sacaban fotos con otras gentes...
Acá va una seguidilla de fotos...
Estos son nobles o algo así... Se habrán cagado de calor bajo esas pelucas (afeminadas pelucas) y esa ropa gruesa como tela de sofá...
Estos vendrian a ser el mismo actor representado 2 personajes diferentes... El pirata y el de Alicia en el Pais de las Maravillas... Bastantes parecidos los guachos...
Estos son representaban a blancanieves y los 7 enanitos... Estaban todos, desde el espejo mágico, el príncipe, la blancanieves esa, los enanos, la manzana y hasta la madrastra...
He aquí los mejores; los teletubbies que no solo tenian cara de bolu, sino que andaban gritando "iupiiiiiii" y tiraban papel picado...
Estos representaban todo el cuento de Alicia...
Estos viejos eran soldados de algo... Ni se comparan con nuestros granaderos...
Estos ni idea, pero parecian Lady Gaga... Era media maraca la cosa...
Bueh... Nos fuimos a la mierda ya...
Estos eran travestis parece...
Los 30 reyes magos... O los de Loco Mía... No sé...
Lo bueno es que ademas de los aburridos disfrazados que no hacían otra cosa que caminar y caminar, proliferaban los grupitos de música en donde te podías parar un rato y bailar al compás de sus canciones...
Y estos son los legendarios, héroes de mi niñez, "Caballeros del Zodiaco"...
Menos mal que Venecia es Venecia y el sólo hecho de estar ahí ya es gratificante así que anduve por callecitas y canales husmeando por aquí y por allá...
Como ven, la ciudad estaba atiborrada de almas y por momentos era todo un desafío avanzar algunos pasos... Uno, acostumbrado como se cría a comportarse dentro de las multitudes, no sacaba mano de la billetera ni del trasero... Pero increíblemente, ni siquiera cuando más apretado estuve, el mínimo esbozo sentí que querer rozar el bolsillo en donde guardaba mi metálico ni mucho menos una mano atrevida que quisiese violar mi intimidad ni explorar mis partes nobles... Una suerte la verdad...
Esperaba que fuera una salida un poco más divertida pero fue mucho más educativa y cultural que otra cosa... El carnaval de Venecia -arguyen- es un lugar más romántico que otra cosa y la gracia está justamente en pasearse vistiendo esas afeminadas calzas ajustadas a flor de piel y zapatos con taco y hebilla, simulando vivir en la alcurniosa época barroca y pasearse saludándose con otros agachando la cabeza (que en Argentina se tomaría como un insulto ya que la seña es muy parecida al "tomá de acá")...
Personalmente creo que una guerra de bombitas o rey momo en medio de la ciudad sería un éxito global, pero creo que Europa aun no está preparada para salvajismo semejante al que los seres humanos son sometidos en los Corsos Dolorenses...