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Atención! Achtung! Attenzione! Warning! Este blog es apto para todo público aunque contiene insultos e improperios varios y en cantidad alarmante. Cabe señalar la existencia de errores ortográficos graves y vergonzosos, y un cierto dejo de maldad en la mayoría de los posts, por todo lo cual no me excuso... Atención! Achtung! Attenzione! Warning!

Sunday, August 9, 2015

Costa Rica #2 - El curioso incidente estomacal en el tortuoso rio selvático...

Ya motivados por la naturaleza, la flora, la fauna, los bichos raros y la esperanza de alejarnos de los reggaetoneros por un buen tiempo, decidimos probar suerte en "Tortuguero", un pueblito enclavado en la desembocadura de un río sobre el mar Caribe que presenta las siguientes particularidades: 
- Para acceder, es necesario transportarse en una embarcación a lo largo de un río de bajo caudal por unas 2 horas. El cauce de dicho río va desarrollándose en un gracioso zig-zag en medio de una selva bastante tupida y llena de las más extrañas alimañas... Algunas parecen inofensivas, otras, como los cocodrilos apostados en las soleadas y pequeñas orillas arenosas, no tanto.
- Existen solamente 3 horarios tanto como para acceder al poblado como para dejarlo y no hay otra opción de transporte.
- Claramente, los servicios de la embarcación se limitan solamente al trafico de personas y bienes sin mayor protección que un toldo en caso de aguas pluviales; no servicio higiénico, no merienda, no azafata.
A continuación, un muestrario de imágenes intentando explicar el trayecto:








Al arribo, la recompensa es cuantiosa. El poblado se ubica justo en el lugar mismo en que el río se besa con la mar... De vez en cuando, la mar se propasa y trata de avanzar un poco haciendo que el cauce se inunde de agua salada dando lugar a un ecosistema de aguas mixtas, o sea, ni fu ni fa. Pero este acoso de las aguas marítimas promueven una flora y fauna que sólo se da en estos lugares... Y por alguna extraña razón, ciertas especies de tortugas marinas (tortugas de gran tamaño) vienen cada año a desovar a sus playas. De ahí que el asentamiento humano se auto proclame "Tortuguero".
Dícese que estos reptiles de orden chelonae, se aproximan a la arena bien entrada la noche y que para observarlos es menester la contratación de un guía local que, según los ancianos del consejo del pueblo, saben donde hay y no hay que pisar para no arruinarles la prole a estos graciosos animalillos.
Ronda por el lugar un rumor: si un macho de homo sapiens se come un par de huevos crudos de tortuga marina, hará que sus testículos produzcan mayor testosterona y lo haga ser más hombre. Durante varias generaciones se ha intentado demostrar, infructuosamente, que el consumo de vástagos embrionarios de estas especies reptileanas en desesperado peligro de extinción NO produce semejante efecto y que tal creencia proviene de una sociedad demasiado machista heredada de la península ibérica mestizada con varios ritos de los esclavos africanos. Muchos creemos que el que los consume ilegalmente (hay un mercado tremendo que mueve muchísima guita) es un reverendo hijo de puta, y que el que no comparte nuestra visión se merece una patada en el culo, porque somos un grupo muy tolerante y abierto a otras ideologías inferiores.
La noche que salimos de cacería (con no más que una cámara de fotos como fusil) logramos materializar la siguiente foto. Ah si, no vimos ninguna tortuga...   



Para palear el desengaño tortuguístico (ni siquiera posters de las tortugas ninja había) nos apoderamos de una canoa y nos dedicamos a recorrer el río, bien temprano, bien bien temprano, que es cuando el bicherío anda en busca del desayuno diario. Fue bastante interesante la cuestión y pudimos apreciar una gran cantidad de aves acuáticas, reptiles (entre ellos algo muy parecido a un camaleón verde fosforescente, dos malvados cocodrilos, ranas de un tamaño ya desubicado, etc), peces que saltaban del agua y otros que no pero que daban miedo por el tamanazo de la aleta que asomaba por sobre la superficie líquida.










Pero todo lo anterior ha sido escrito con el único propósito de recordar lo vivido... Lo más interesante y quasi divertido (diría yo) de este país fue el "curioso incidente estomacal" como reza el título de este post. Reeeeeesulta que la vuelta a tierra firme había sido planeada para 3 días después del arribo y queríamos tomar la primera lancha a las 5:30am porque después nos quedaba un viaje de 7 horas hasta el próximo destino. Entonces procedimos a poner la alarma, a dejar el equipaje listo y a tratar de irnos a dormir a un horario decente. El inconveniente se dió cuando a las 5:18am abrí los ojos y controlé la hora:
Mochi: -NOOOOOOO!!!! Puta madre!!!! No sonó la puta alarma!
Sophiensen: -Oh nein! Puten madren!
M: -Bueno ya fue, tomemos la otra lancha a las 9:00am
S: -Nein!!! Vamosen! Apuraten! Vamosen asi nomasen! A lo mejoren llegamos de peden!
M: - Uhhh no!! No vamos a llegar!
S: -Dale boluden! No me hagas calentaren! Agarrá tu mochilen y corramos al puerten!
M: - Pero mi mochilen está pesaden Sophiensen! Y además quiero ir al bañen!
S: - Vamosen te diguen! Haces pichisen en el puerten!
Y salió corriendo así nomas sin lavarse la cara y yo por detrás... Rengueando un poco por la mochila mal acomodada... Luego de una corrida de casi 10 minutos entre los callejoncitos del poblado, llegamos al puerto en donde la lancha estaba a punto de zarpar... SI!!! Lo conseguimos!... De un salto trepamos por la proa y nos acomodamos en los 2 primeros asientos, que eran los únicos dos libres que quedaban (al menos eso parecía desde la costa)... Porqué tan privilegiados lugares estaban aún sin tomar se preguntará el lector (y si no se lo pregunta lo obligo a planteárselo)... Bien, verá usted, estaba lloviznando y el techo del bote alcanzaba a proteger sólo las faldas de los dos primeros asientos... Pero bueno, en un país tropical, una lloviznita no puede ser un gran problema...
Al la voz de "aura!" inició la lancha el periplo y lentamente empezamos a remontar el cauce en sentido río arriba... La lluvia acariciaba mis pies enchancletados y mi rostro se deleitaba del rocío matinal cuando de repente, y abriendo los ojos como un dos de oro, sentí el primer ataque: un retorcijón de la puta madre.
-"Tranquilate Mochito"- Es sólo un retorcijón y va a pasar... Distraete con la lluvia, mirá hacia los costados, fruncí el asterisco... 
Cinco minutos... Otro retorcijón, esta vez mucho más despiadado... Cruuuuuuuunch! Cruuuuuuuuuuuuuuunch! -"¡Nooo! ¿Porque???"- 
M: -Sophien... Pssst! SOPHIEN!!!
S: -Que queresen?
M: -Me caguen encimen!
S: -Aguantanten como hombreciten! Falta todavíen una horen 45 minuten para llegaren!
M: -No puedo! No aguanto tanto tiempo!
S: - No se pueden pararen aca!
M: -Me sacaste de la cama muy de golpe! Te dije que quería ir al baño! Me voy a cagar encima ahora! Y todo va a ser culpa tuya!
S: -Callate boluden! Tu incontinencien y tu adiccionen al inodoren no es culpa mien! Aguantá! Yo me voy atrasen que hay dos lugaren libren porque acá me caguen de frien!
M: -Yo me quedo acá! A lo mejor la lluvia me distrae y aguanto hasta que lleguemos!
Y así, como un verdadero hombre, me decidí a hacerle frente a la adversidad... Por 5 minutos... De repente, un retorcijón mortal me embistió el intestino grueso y me pareció por un momento haber palometeado el traje de baño que victoriosamente portaba.
En ese instante tomé una decisión heroica... Sé que muy pocos seres humanos tendrían la misma determinación: me levanté como un campeón y me desplacé hacia la popa del bote. En una embarcación con una eslora de casi 20 metros, no fue fácil hacerle zig-zag a los turistas que se amuchonaban para protegerse de la feroz lluvia que caía en esos momentos. Por beneficencia del universo, había una silla libre al lado del timonel y ahí asenté mis cachas; un poco por no desentonar con los otros que iban todos sentados, un poco porque la dura madera de apoyo ayudaría a hacer presión en la zona upital y a contener. Así se veía la barca desde mi nueva posición:



Aguanté otros cinco minutos como para que el resto de los pasajeros no sospecharan nada y me acerqué al barquero susurrándole...
M: -Pssst! Jóven!
Barquero: -Digame señor!
M: -Ehhhhhh... Este... Hmmmm....
B: - ?????
M: -Ehh si... Verá usted... ¿Habrá alguna posibilidad de pausar el periplo para que mi persona pueda disponer de instalaciones sanitarias?
B: -Negativo. Dese vuelta y haga desde la barca. Nadie mira.
M: -Ehhh... Me encantaría... Pero no puedo... Tengo que, necesariamente, usar un inodoro...
B: -No, no se preocupe... Saque el pitulín hacia atrás y dejese llevar nomas...
M: -Joven, es que usted no entiende... Me cago... Me cago encima y la probabilidad de que que aguante todo esto que puja por liberarse es bastante remota... Me cago, discúlpeme usted la confianza, ¡pero me cago! Créame que he hecho todo lo posible para no llegar a tan humillante posición, ¡pero me cago! Soy consiente de la dificultad de satisfacer mi demanda ¡pero no hubiera abusado de vuestra generosidad de no tratarse de un caso de extrema urgencia! Necesito vuestro beneplácito para detener la barca y ser libre de desagotar mi torturado organismo!
B: -¡Me lleva el chanfle!
En ese momento pareció como que el barquero hubiese hecho uso del freno de mano de la lancha y se tiró hacia una de las orillas encallando sobre un banco de arena.
B: -¡Ya! ¡Vaya por el amor de Jesucristo!
M: -¿Acá? ¿En la selva?
B: -¡No, si mondiola!
No lo pensé más y en ese instante manotié un rollo de papel higiénico (que siempre llevábamos en el equipaje de mano) y como un velocista olímpico pasé entre medio de la gente que se amuchonaba expulsando unos "sorry", "perdón", "excuse me" y al llegar a la proa, salté al río (que en ese lugar la profundidad no era mayor que mi pupo), caminé con las manos en alto hacia la arenosa costa (para no mojar el papel, que se mojaba a su vez con las gruesas gotas de lluvia que caían) mientras la gente creía que me había ofrecido de voluntario para destrancar la lancha encallada "desintensionadamente" en el banco de arena, y sin pensar ni meditar lo que estaba haciendo, me adentré en las fauces de la jungla circundante... 



Cuando estaba seguro de que ningún tripulante podía verme u oírme, me amarré de una rama, y luego de bajarme los lienzos hice lo que todos imaginan (prefiero no explayarme en la cuestión)... Claro, en ese mismo momento de relajación, de sentir que las partes del universo volvían a encajar perfectamente, de experimentar la paz interior y de recobrar el raciocinio, me di cuenta de lo insólito de la situación y del peligro al que me encontraba expuesto: elo ahí, agarrado de una rama, con el culo al aire como un mandril, en medio de una jungla, totalmente indefenso y con los cachetes a ras del suelo totalmente expuestos para que cualquier víbora, insecto (ya había varias moscas que se acercaban al manjar), mamífero, roedor, reptil o desconocida y feroz alimaña de diera un tarascón, venenoso o no, y me dejara ahí sin que mis huesos, piel y sal abonen mi suelo natal. Y sin contar la inconsciencia de haberme lanzado a un río en el cual ¡los cocodrilo' toman sol en sus BANCOS DE ARENA! 
-"Mierda", "mierda"- Me dije. Luego de retornar mi vestimenta a la posición original, me agazapé y procedí el retorno al acuático vehículo, mirando a 180° cada 3 metros. Felizmente asomé el rostro a la costa y luego de chequear que no hubiera ningún miembro de la familia Crocodylidae en las cercanías, atravesando un porción acuosa, volví a la lancha... ... ... ... ... 
Si, bueno, cuando volví, pasé, con la mirada clavada en el piso, entre medio de la bola de turistas y me senté, luego de escupir un silencioso "gracias" al barquero, calladito y sin chistar en el último asiento...
Esta era mi visión desde mi lugar:


Si, se hacían los boludos... Todo el mundo imaginó que fui a cagar a la jungla pero nadie dijo nada... Pero sus miradas acusadoras... ¡SUS MIRADAS ACUSADORAS!
Pero lo importante y enriquecedor de la experiencia fue que llegué a destino vivo, sano y con el intestino a salvo, sin riesgo de explosión o palometeada en los calzones luego de haber desafiado los peligros de la jungla que sólo Sandokán desafiaba en los libros de Emilio Salgari que leía de niño.

Bien, el último destino costarricense fue "La Fortuna". Es un lugar bastante famoso por albergar aguas termales y algunos volcanes todavía en actividad. Para acceder a todo ello hay que, como referí en el post anterior, p a g a r. 
Claro que para el mochilero experimentado, todos estos obstáculos no son más que chicanas que ponen a prueba su destreza, contactos, simpatía e inteligencia. 
Más abajo hay algunas fotos de lo que vimos y visitamos, todo completamente gratis. Pero lo que quería contar en esta ocasión es el encuentro con "la chica que pronunciaba todo en español como el ojete". Se trata de una bella doncella (K) australiana que venía viajando con su novio, haciendo un recorrido similar al nuestro y que encontramos en el hostel en este pueblito. Lo que caracterizaba a esta ragazza era la inglesiación de cualquier cosa que leyera en español. Voy a poner algunos ejemplos (lo escrito en rojo es como sonaba lo que pronunciaba):

K: -Cuando vaya a México voy a visitar los senoudis... 
M: -Ah???? Queloque queré visitá?
K: -The senouidis!
M: -Cenotes?

K: -Vieron que hay problemas en la frontera en la parte de river dulsi?
M: -Río Dulce...

K: -En Honduras quisiera ir a aislei iutilla...
M: -Isla Utila?

K: -Después vamos a ir a Mone-veri park...
M: -Parque Nacional Monte Verde?

Lo cual me llevó a pensar en que el hombre es definitivamente un animal de costumbres. No es imposible pronunciar otros sonidos, el problema es que no estamos acostumbrados a escuchar ni a mover la boca ni la lengua para producir sonidos que comúnmente no usamos en nuestros idiomas... Seguramente se me deben cagar de risa cuando trato de leer o pronunciar algo así como: "Wohnzimmertisch" = von tsimer tish = mesa de living... O "fußbodenreiniger" = fus boden rainiguer = limpiador para pisos...
Pero bueno, no deja de sonar gracioso y no deja de ser una buena oportunidad para interiorizarse un poco más en otra cultura y otros modos de ver la vida.









Costa Rica es (lo poco que vimos en nuestra huida hacia lugares de menor costo) un país de una gran belleza natural. Flora y fauna, montañas, mar, volcanes, pantanos... Todo al alcance de la mano pero con la maldición del excesivo sobreprecio y los regaettoneros. Vale la pena. Vale mucho la pena, pero atente, oh cristiano, a las consecuencias.
Luego de conseguir un afro vegetal y de haber visto más que suficiente (y con la decepción de no haberme encontrado con ningún dinosaurio olvidado por Steven Spielberg de las películas de Jurassic Park) emprendimos viaje hacia Nicaragua, el país de la Revolución Sandinista.


Monday, August 3, 2015

Costa Rica #1... ¡Uy, nos rompieron el @rt#!!!

Y así fue entonces, que después de habernos instalado en Bolzano, retomé la escritura de las memorias del viaje continental. 
El próximo país me hizo acordar constantemente a un sketch de Peter Capusotto... Un país tan famoso y turísticamente desarrollado. Antes de cruzar la frontera desde Panamá yo ya me venía imaginando como los pterrodáctilos y velocirraptores, trancados en la Isla Nublar de Jurassic Park escapaban justo durante el tiempo en que ibamos a estar ahí y toda la infraestructura hotelera de 5 estrellas colapsaba en una carnicería holliwoodense... Pero no. Lamentablemente Holliwood ha hecho de nuevo de las suyas haciéndonos creer que Costa Rica es una tierra plagada de selvas impenetrables, islas de bosques nubosos, dinosaurios y yankies jubilados que se retiran a vivir en el caribe... Bueno, lo último es más o menos cierto... Pero también aparecía en la película que San José estaba cerca del mar y por el contrario, se ubica en el medio del territorio y bastante alta. 
Desengañado entonces, sobre todo por la ilusión de ver si los dinosaurios reales tenian plumas o no, pusimos patas en territorio tico.

(clic en la imagen para verlo BIEN GRANDE)

La primera impresión fue buena, muy buena. Llegamos el fin de semana de Pascua a Puerto Viejo, una localidad muy cerca de la frontera con Panamá. Mientras el bondi hacía su entrada al pueblo, observamos como a los costados de la ruta, la jungla, los cocoteros y algunos simios se relacionaban entre si dándole vida al ecosistema. 
Intentamos procurarnos un lugar para pernoctar y el primer hostal que se nos presentó ofrecía catres a solo 7 dolarucos la noche. Parecía que la aventura costarricense prometía...
Fue sólo cuestión de dejar los bártulos y dedicarse a la búsqueda de material de engullición para convertirlo en energía química cuando la verdadera cara del país centroamericano se reveló: cualquier despensa, supermercado o vendedor ambulante ofrecía sus bienes a una ridículamente elevada suma de papel convertible de curso legal. 
Al principio creíamos que nos querían trampear aprovechándose de la cara de canduchos que trajinábamos... Pero no... La estocada final fue ver que incluso los locales desembozaban sus buenos dinerales al adquirir los mismos bienes y servicios que nosotros codiciabamos...
Averiguando un poco por ahí con la gente local del porqué de semejantes empernes, llegamos a la conclusión de que el excesivo turismo de alto rango que se desarrolla en el país, especialmente la instalación de cadenas hoteleras, hacen que los precios suban a un nivel rompe-ojete con el fin de drenar las cuentas bancarias de los visitantes, con el tremendo error conceptual de creer que el turismo 5 estrellas sale y gasta en consumir donde los simples mortales consumen. Así, el comerciante local que vende un panchito (hot dog) a 4 dolares cree que así se va a aprovechar del jeque árabe o del gordo estadounidense que se hospeda en el Hilton cuando en realidad, las excursiones que estos contratan, no solo incluyen "todos los hot-dogs que puedas comer" dentro del hotel, sino también el transporte exclusivo puerta-a-puerta que no te deja salir solo en un país en donde (les hacen creer) si asomás el hocico a la calle, los malvivientes centro americanos te raptan, roban, violan a tus mascotas, obligan a tu descendencia a vivr en la miseria y te contagian de reggaetón para toda la vida. Entonces, los que vienen a sufrir el excesivo preciario cotidiano son los ticos, la pobre gente común y los mochileros.
También caímos en cuenta que los catres a 7 dolares la noche sólo los conseguimos porque a nadie le gusta dormir en catres, y una cama en un hostel cuesta un poco más del doble. En conclusión, comida y hospedaje diarios: "dos contundentes impactos en el mismo upite".


Entendiendo y aceptando que no hay otra manera de disfrutar el viaje que resignándose y aliviando el ardor con productos vacelináseos, nos propusimos empezar a disfrutar e intentar meternos en la cultura local tratando de suprimir la queja y el lamento.
Es por ello, que a base de spaghettis, arroz, frijoles y tortillas de maíz y de mucha caminata combinada con ocasionales paseos en bicicleta, iniciamos el descubrimiento de la tierra de los dinosaurios modernos.
Puerto Viejo es un pueblito costero asentado en la margen sur del caribe costarricense bastante turístico, con un mar tibio, muy limpio y playas de arena fina, no muy grandes pero circundadas por una vegetación un tanto selvática. Muchos surfistas y minas buenas y sorprendentemente activo y vivo para un fin de semana pascual. Creímos que debido a la fiesta religiosa la actividad y el transporte se habrían visto paralizados pero sucedió todo lo contrario.






El viernes santo y el sábado de gloria transcurrieron de la mejor manera. Pim pam pum, haciendo amigos en el hostel, paseándonos por las playas y observando a los locales. El domingo de pascua llegó y para celebrar, nos procuramos unos rodados tracción a sangre y nos dirigimos a un parque nacional, una reserva llamada "El Manzanillo", ubicada a unos 20 km al sur. 
Ya, durante el trayecto, la cantidad de vehículos y el embotellamiento producido me dio mala espina, pero nunca olvidaré lo que vi a continuación, cuando hicimos nuestra entrada triunfal al parque nacional. Jamás había tenido una visión del infierno ni había sido capaz de imaginar lo angustiante y triste que sería una vida en la residencia de Lucifer, pero ahora sé que si me toca irme hacia abajo, pasaré mi eternidad en un lugar más o menos como el que describiré a continuación:
(Va escrito en rojo porque es mi visión infernal).
"A medida que nos adentrabamos en el predio del parque nacional, área especial protegida, mis oídos empezaron a saturarse de música reggaetonera al palo. Los automóviles yacían estacionados a escasos centímetros los unos de los otros, con sus ruedas tuneadas disturbando la paz de la arena sobre la cual se posaban. Cada vehículo distribuía al mismo tiempo y libremente su preferencia musical a decibelios exagerados generando una especie de estática continua que no hacía más que martirizar el aparato auditivo en su conjunto. Sobre los baúles abiertos de dichos vehículos convivían muchachos ataviados con gorras beisboleras cadenas de oro y anteojos que cuestan lo que vale una moto junto con muchachas que exponían sus verguenzas y se manoseaban con los conductores y propietarios de la maquinaria. Atravesamos esa marea de humanidad oliente a una mezcla entre bronceador y sudor llegamos hasta el inicio del parque natural propiamente dicho y fuimos sorprendidos por el cartel de bienvenida que rezaba 'bla bla bla prohibido hacer fuego en las inmediaciones bla bla bla... Cuida este lugar que es tuyo... Bla bla bla aquí verás especies en peligro de extinción bla bla bla...' Y no pude terminar de leer porque el culo a medio cubrir de un muchacho completamente borracho tapaba el resto... -Pero como?- dirá el lector... Si, el cartel de bienvenida había sido abatido y sobre sus tablas escritas con recomendaciones sobre como comportarse estaban haciendo un asado y algunos Neanderthales lo usaban como asiento. A este punto me estaba cuestionando el porqué de la injusticia del karma universal. Los rayos les caen siempre a las personas equivocadas. No contentos con tamaña destrucción Pacha Mammanica, el sendero que llevaba a la parte selvática del lugar se encontraba tapizado de colillas de cigarrillos, latas de cerveza, envoltorios de helado, algún que otro preservativo y muchas, muchas servilletitas de papel."
Obviamente la fauna local había huido pavorosamente y la reserva se encontraba sólo habitada por descendientes involucionados de homo sapiens-sapiens. 
Semejante escena sobrepasó todos mis límites de tolerancia alevosamente y decidí devolverme a la playa de origen antes de que mi voluntad flaqueara y terminara por repartir patadas en los culos circundantes (a riesgo de ser linchado al ritmo rampante del reggaetón).



Espantado por la visión precoz del laberinto del Fauno, intentamos alejarnos lo más rápido posible del vórtice infernal y nos desplazamos unos 30 kilómetros hacia el norte, hacia en tranquilo poblado de Cahuita. Tal poblado resulta ser el anfitrión de uno de los parques naturales más hermosos que mozo alguno haya jamás visto... Y lo mejor de todo es que es GRATIS! Por un sendero que va recorriendo la costa se pueden apreciar una sinnúmero de ejemplares faunísticos tanto como florísticos; entre ellos: monos cara sucia (porque son blancos y tienen la cara negra), monos aulladores (con un aullido que parece el padre de King Kong enojado pero cuando uno lo identifica se da cuenta de que es un monito del tamaño de un Chihuahua), monos arañas (con cola prensil), serpientes (vimos una viborita marrón y un bichazo amarillo que parecía de plástico), mapaches (el del antifaz negro), osos hormigueros, perezosos, algúna especie de roedor, caracoles, cangrejos, entre los que me acuerdo... También la mar se ofrecía tentadora... Llena de pececillos de colores pero por alguna extraña razón, la salinidad del vital líquido rozándome las partes que la desvergonzada Costa Rica y su economía malvada me maltrataban no se sentía tan a gusto. 
















En fin, la primera parte del viaje nos brindó el espectáculo de el mundo animal en su zenit, tanto los no racionales como los que deberían serlo pero prefieren ir en contra de millones de años de evolución y cagarse en la selección natural. Ambos resultan interesantes aunque sigo prefiriendo el grupo que no posee el raciocinio como para escuchar reggaetón. 


Tuesday, June 9, 2015

Panamá, más que un istmo partido por un canal...

Siempre había imaginado que el mapa de Panamá iba de norte a sur, como zigzagueando hasta chocarse con Colombia. Vergonzoso es darse cuenta de lo poca o nula bola que se le da a esta región del planeta en nuestro ámbito. Me pareció muy interesante que la geografía panameña se desarrolle de este a oeste y que tenga forma de S acostada. El territorio está dividido en 10 provincias y 5 comarcas indígenas.
Fue siempre considerado un país de tránsito y por tal condición fue un punto de encuentro de culturas provenientes de todo el mundo. 
Panamá tiene una posición privilegiada en varias clasificaciones en crecimiento y desarrollo en América Latina y dicen que es el segundo país más competitivo y también el de mayor crecimiento económico. Pero lo gracioso de estas estadísticas es que siempre se cataloga al país en términos absolutos, o sea que básicamente, no se tiene en cuenta la distribución de la riqueza... Así cualquiera campeón!
"Si hay dos personas y una de ellas se come dos pollos y la otra ninguno, las estadísticas afirman que cada persona se comió un pollo." [cuac me suena cuac] (Bernard Shaw)

Aterrizar en Panamá no es moco de pavo. Uno llega entusiasmado, espera que el avión estacione, que coloquen las escaleras, se para, forcejea con las viejas sentadas del lado de las ventanillas que quieren sacar sus equipajes de mano antes de que los pasajeros del pasillo se levanten, agarra sus cosas, verifica dos veces si se olvida algo, se pone en la fila y finalmente, luego de decirle "chau, gracias" solo a la azafata más linda, pone un pie en la escotilla, se agarra del pasamanos y pretende iniciar el descenso hacia la pista para ir a sellar su pasaporte cuando de improviso, una trompada de aire caliente (a temperatura ambiente local) le vuela el flequillo (a mi también me voló el rubio y ondulado flequillo) y lo empuja hacia atrás infundiéndole un pánico pocas veces experimentado. La frente, los sobacos, las ñorlas y principalmente la raya del trasero, reaccionan en una explosión de sudor decorando el suéter, la camperita, el pantalón largo, los calzones, etc. De ahí uno debe arreglárselas para caminar en un modo bastante pegajoso hasta el edificio del aeropuerto en donde otra trompada, aun más cruel, de aire acondicionado a temperatura antártida, le congela las gotas saladas que vienen deslizándose alegremente por el cuerpo dejándolo en una situación maquiavélica para ir a hacer frente a los oficiales de inmigración. No es de extrañarse el porqué de tantas requizas, preguntas y desconfianzas para con los viajeros... La mayoría llega al mostrador con la cara toda roja, el ceño fruncido y pegoteado, abrigadisímos, y con una cara que combina la alegría de pisar un nuevo continente y la incomodidad de tener los sobacos y los cachetes inferiores pegoteados.

Bien, después de evadir a los mentirosos taxistas (existen en todas las regiones del planeta) que te aseguran que no hay bondis desde el aeropuerto hasta la ciudad, que perjuran que ese día justo hay una manifestación que bloquea el acceso a los turistas, que prometen que el costo de su vehículo es igual o inferior que el del transporte público, etcétera; ganamos la veredita al lado de la autopista y caminando unos 500 metros llegamos a la parada del autobus. Veinte miserables centavos de dolar lo habilitan a uno a ser transportado por 40 minutos en un vehículo colectivo con una música tipo cumbia/ballenato a decibeles peligrosos.  
Desde lejos ya, la capital del país se perfila distinta. El perfil o skyline (para que mi madre no sienta que mandarme a estudiar inglés fue en vano) me hizo acordar a Singapore (vea mi post amig@ y no se asuste de verme allí luciendo una salvaje cabellera) aunque con menos asiáticos y sin pena de muerte por tenencia de drogas. 







Básicamente la ciudad se divide en 3 zonas para el viajero: 
alfa- El casco viejo, en donde se concentran la mayoría de los turistas y todo tiene un aire muy caribeño a pesar de estar asentada sobre el océano Pacífico.
beta- La zona de los rascacielos, hogar de las más caras cadenas hoteleras, los bancos, multinacionales y departamentos y hogares de la chusma adinerada.
gamma- El resto de la ciudad. Dicen los locales que cualquier turista que se acerque a las zonas limítrofes que dan a los barrios, instantáneamente queda desnudo y sus bienes materiales pasan a ser confiscados por los autóctonos; por ello, mejor no tentar la fortuna.

Encontramos un hostel decente en el casco viejo, el más caro de todo el viaje: 13 U$S la noche, con desayuno incluído, que varias veces ofició de "brunch" (ahí te tiré otra Norma!) o almuerzo tempranero y que incluía: café o té hasta que la vejiga aguante, bananas y pan lactal a discreción con la posibilidad de tostarlo y de aderezarlo con mantequilla de maní (más o menos lo que tiene adentro el Bon-o-bon) y mermeladas... Que atoradas me habré pegado para hacer valer los 13 morlacos jojo!
El casco histórico es de lo más pintoresco, muy parecido a lo que imagino que debe ser la Habana en Cuba, aunque nunca estuve, pero que la propaganda yanqui me ha hecho creer durante todos estos años. Hay mucho edificio viejo, mucho malecón, mucha iglesia, mucho turista, mucho barcito... Pero lo más lindo es el mercado callejero que está entre el centro y la zona en donde empieza el camino a la parte de los rascacielos. Las frutas y las verduras son super coloridas y sabrosas [y re-baratas] y cualquier bien, desde ojotas, ropa, machetes a tecnología de punta, se ofrece a precios ridículos. Debe de ser una de las zonas francas más grandes del mundo.







La parte de los rascacielos no es nada del otro mundo pero hay que admitir que es impactante. Para aprovechar el esfuerzo humano de construir semejante infraestructura y monumentos, procedimos a infiltramos al "Hilton" (cadena de hoteles en la cual nunca podré alojarme, dado lo exorbitante de sus precios y la vulgaridad de su lujo) para ver si lográbamos algunas instantáneas panorámicas desde su cima. Pretendiendo saber lo que hacíamos, pasamos por la recepción sin preguntar nada, así crotazos nomás, y encaramos hacia los ascensores. A fuerza de tocar botones, fuimos a dar a la suite presidencial que estaba en remodelación. Cuando se abrió la puerta 5 albañiles nos miraron frunciendo el ceño y quedaron en silencio... Sophien salvó la situación:
- Disculpen! Estamos perdiden! Esten hotel es mucho granden!... Saben como ir a la terrazen? 
Su voz extranjera fue suficiente para que los muchachos largaran una relajada carcajada y nos guiaran hasta el siguiente ascensor que nos llevaría a la terraza, con bar y piscina. Una vez allí, actuando como jefes, procedimos a sacar fotos desde el mirador artificial y a saciar nuestra sed con agua mineral exclusiva para huéspedes.   



Muy cerca de la ciudad se encuentra también el famoso "Canal de Panamá", obra monumental que facilita la comunicación entre las costas del océano Atlántico y el océano Pacífico. Para poder entrar al complejo, que incluye un excelente museo sobre el canal y su construcción, es menester la adquisición de una entrada que duele unos 15 U$S... Astutamente nos habíamos informado sobre dicho ticket y la clave resultó ser la duración del mismo. Bastó entonces con esperar afuera un rato a que salieran las ordas de turistas gringous y pedirles sus tickets poniendo cara de pobre. La treta funcionó de maravillas y procedimos a visitar gratuitamente el faraónico proyecto y su bienaventurado museo. (It's freeeeee!!!).
Desde su inauguración en 1914 ha conseguido acortar en tiempo y distancia la comunicación marítima, dinamizando el intercambio comercial y económico al proponer una vía rápida y relativamente económica entre los 2 océanos.
Me pareció curioso (pero bastante obvio) que muchos barcos se hayan fabricado de acuerdo a las dimensiones del canal. 
Lo notable del canal es, basicamente, su funcionamiento: como no era posible construir un paso a nivel del mar (tal vez era posible pero no económicamente viable) se pensó en fabricar un lago (no muy difícil por la tremenda cantidad de aguas pluviales anuales) y mediante diques y exclusas ir subiendo el objeto en cuestión que se proponía a atravezar el estrecho térreo hasta alcanzar el nuevo lago y, proceder a bajarlo a nivel del otro océano una vez alcanzada la opuesta orilla. Se enorgullecen en predicar que todo funciona usando como combustible único, la fuerza de gravedad... O sea que el agua del lago baja a los piletones, los llena y cuando el flotíbulo deja la exclusa propiamente dicha, el vital líquido sigue su cuso cuesta abajo en firme encuentro con el océano. Son MUCHOS litros de agua dulce que se pierden en el mar... Pero esto no parece ser un gran problema (?)...
Es obvio que el canal deja regalías más que sabrosas y mucho más obvia es la repartición del botín... No hay repartición. 
Actualmente se está construyendo una ampliación, un tercer canal por el que van a pasar naves aún más grandes y de mayor capacidad de carga. Parece ser que hay quilombo con Nicaragua, ya que esta pretende también construir un paso interoceánico dando la licitación a concesionarios chinos y arruinando sus ecosistemas y paisajes naturales...










Como nuestro objetivo se encontraba hacia el noroeste del punto geográfico en que nos encontrábamos, tuvimos que sacrificar la zona del Darien y especialmente las islas de San Blas, hogar de los aborígenes "Kuna" y sede de unas de las playas más lindas del planeta... Ergo, las ruedas de nuestro rodado giraron en dirección poniente y nos depositaron en David.
David es la segunda ciudad panameña y no es más que un pueblo grande. Un hostel color violeta, en donde todo, pero todo era de color violeta lila morado nos recibió con los brazos abiertos. Esta tranquilísima ciudad/pueblo está posicionada cerca de varias maravillas naturales a las cuales se accede montando corceles mecánicos como el indicado en la foto a continuación:



El primer día nomás, influídos por pícaros viajeros hospedados en el mismo refugio violáceo, marchamos hacia un río caracterizado por encontrarse oprimido entre paredes de roca natural que le daban un aire de gran cañón. Esta especie de raja sobre el terreno es un punto muy turístico para los locales, pues sus aguas son cálidas y sus mujeres bellas y bikinidas.



El primer día nomás, influídos por pícaros viajeros hospedados en el mismo refugio violáceo, marchamos hacia un río caracterizado por encontrarse oprimido entre paredes de roca natural que le daban un aire de gran cañón. Lo exitante de la cuestión era la posibilidad de arrojarse al vacío desde sus elevadas paredes y acuatizar en un estruendoso golpe. Eh aquí el garrafal error. 
En la secuencia siguiente se observa el salto ornamental del especímen macho de la pareja:


1- El macho observa valientemente el punto de acuatizaje.


2- Impúlsase hacia el vacío decididamente causando la admiración en la platea femenina.


3- Ya en el aire, intenta una suerte de despliegue alado aprovechando las pocas ocaciones de ventilar disimuladamente sus vapuleadas axilas.


4- En un momento de desconcentración, el cuerpo adquiere una pseudoforma de bicho canasto, perdiendo varios puntos en el ranking de apuestosidad.


5- Ya sin importar la elegancia, performa su ingreso al transparente líquido en forma estruendosa y desordenada, dándo el golpe de gracia para siempre ante la platea del sexo opuesto.

En el caso a describir a continuación, se verá un terrible accidente y pedimos precaución y discreción a la hora de observar el morboso espetáculo. Recomendamo encarecidamente a niños y abuelos de estar acompañados de una persona más o menos responsable:


1- La hembra se dispone a sambuyirse en un afán se hacer también lo que hace el niño.


2- Toma envión estilizadamente.


3- Despega sus pies decididamente del sólido apoyo.


4- Desciende en caída libre, ya sin tanta elegancia.


5- Inicia su frenaje transponiendo una parte de su cuerpo en la composición de H2O. Si se observa cautelosamente, se aprecia en el rostro una expresión de pavor.


6- En esta instantánea se captura el momento del feroz accidente; el estallido subacuático del tímpano derecho de la jovencita que se ve afectado por la diferencia de presión, estalla produciendo una onda expansiva similar a la de un flatus bajo el agua, causándole un desmesurado dolor; efecto ante el cual, el atento servidor se sumerge en las peligrosas aguas con intensiones de rescate.


7- Finalmente, gracias a la valiente y veloz reacción del muchacho, el evento no pasa a mayores. 

El costo de semejante acrobacia fue de solo una visita hospitalaria de emergencia y la contratación de los servicios de un otorrinolaringólogo, el cual ordenó un par de inyeccioones en el trasero y la prohibición absoluta de posicionarse a más de 1000 metros por sobre el nivel del mar. (La última premisa sería pocas veces respetada).

Bien, dando rienda suelta a la glotonería paisajística, movilizámonos decididamente hacia el sector caribeño del istmo y atracamos en el famoso archipiélago conocido como Bocas del Toro.
Desafortunadamente solamente pudimos visitar 2 de sus islas, pero este es uno de los pocos lugares en los que me hubiera gustado realmente reposar mis cachas por un par de meses.
Un bote muy veloz y saltarín nos transportó a la primera isla, en donde se encuentra la capital, se llama Isla Colón y está practicamente poblado por turistas en permanente estado etílico y una gran proporción también en estado de empepamiento. El alcohol y las drogas están a la orden del día, como así también la oferta de juergas semi y muy turbias. Pero ánimo compadre, también la isla ofrece paisajes, playas, montañas y vegetación exhuberantes, todo al alcance de la mano (o de una corrida en bicicleta).    








Me tocó ver, tristemente, en el hostel en donde nos hospedábamos, una de las cosas más duras que le pueden pasar a un jóven o adolescente. Resulta que la mayoría de los hospedajes ofrecían panqueques gratis e ilimitados para el desayuno, por lo que el entusiasmo y la ansiedad estomacal crecían acorde la noche llegaba a su final, primorosos del encuentro con el codiciado manjar. La angustia se presentó cuando, arribando a la cocina y sala de desayuno, los huéspedes se encontraban con un fastuoso paquete de 10 kilos de mezcla lista para preparar panqueques. La letra chica del contrato establecía que el interesado debía performar la acción de tomar algunas cucharadas del dulce polvo, mezclarlo con agua, batir enérgicamente y derramar el compuesto en pequeñas dosis sobre una sartén caliente para transformar químicamente el mejunje en solidas hojuelas dulces. Llamome poderosamente la atención, la incapacidad de la mayoría de llevar a cabo semejante procedimiento, a pesar de la clarísima explicación impresa en el envase del nonato panquecon. Y así el entusiasmo inicial de los jóvenes que llegaban consecuentemente al salón desayunador se transformaba en desesperación y luego en resignación hambrienta.
Intenté explicar a los más entrados en pánico el simple proceso, ya que su desesperación crecía al observar la cantidad exagerada de panqueques en mi posesión, pero el esfuerzo fue infructuoso en la mayoría de los casos y muchos optaron por saciar su voracidad en los barcitos callejeros. Triste realidad de jóvenes inútiles.

Un par de días en la fiestera isla en la ciudad de Bocas del Toro fueron más que suficientes para mi tolerancia y acordamos visitar la famosa isla llamada Bastimentos (bastimentos es la palabra antigua usada para provisiones) nombrada así porque Cristóbal Colón se detuvo en esta isla a reabastecer sus naves en uno de sus viajes.
Esta pedazo de tierra que despunta sobre el mar es totalmente otra cosa. Para empezar, la escasa población que la habita es Creole, descendientes africanos que hablan un dialecto del Creole Jamaiquino. Suena como una mezcla de español e inglés y no se entiende un carajo. En esta isla no hay carreteras ni vehículos (sólo unos carritos de golf al servicio de un par de hoteles de categoría inalcanzable para un mochilero) y cualquier punto de la isla se alcanza a pie, o si no es posible por tierra, en water taxi.
Tuvimos la (buena) suerte de que durante los 3 días que allí estuvimos el cable eléctrico sub acuático que une ambas islas se rompió y todo quedó oscuras... Totalmente a oscuras... Tan a oscuras que para cocinar, salir a caminar a la noche o realizar cualquier actividad había que usar velas o linternas... El efecto de tal desgracia fue magnífico: la Vía Láctea atravezaba la bóveda celeste en un modo poético jamás visto a la luz de las farolas urbanas y las constelaciones parecían incrustadas sobre el negro fondo. Los sonidos se volvieron más nítidos y las voces más bajas... Cada intento de comunicación era verdaderamente cuidado para no intervenir en el natural concierto insectívoro, avícola y simiesco. Los humanos que en ese momento nos vimos unidos por el destino en el mismo lugar, nos deleitamos en comunidad de la majestuosa creación.

Debo admitir que (A MI) las playas me parecen uno de los ecositemas humanos más aburridos de la creación, pero jamás en mi cochina vida he visto playas más bellas que las que pisé en ese territorio insular. No solo eran bellas de ver, sino también de aguas tibias, olas juguetonas, vegetación frugal y europeas mironas. Es gustoso pasar tiempo haciendo usufructo de las ventajas del lugar como así también invertir tiempo en la observación de los fenómenos naturales que a cada momento ocurren. Para ir de un lado a otro de la isla se requiere, en general, una caminata de unos 30 minutos por senderos (a veces bastante barrosos) que atraviesan porciones de jungla y selva tropical. La recompensa es una premonición del paraíso...







El pueblito de Bastimentos, una sola calle (ni siquiera tiene el ancho legal de lo que podría considerarse calle) que no debe llegar a los 2 kilómetros de longitud, y casitas agolpadas a su lado, con cancha de fútbol, 2 supermercados chinos (todos los supermercados en centro américa son chinos) y sus amabilísimos habitantes conforman la receta justa ante cualquier requerimento de belleza y armonía. Y aunque cuando un niño, muy amigablemente, inicie un monólogo en creole con vos y lo único que puedas decir es "yes, si... Yes, si" porque no entendiste un carajo, el idioma de la sonrisa y de la amabilidad te va a llevar a un mundo nuevo: el universo de los pueblos caribeños.





No os perdais el próximo episodio en Costa Rica, en donde te entregan un buen tarro de vaselina en la frontera (y una palmadita en el hombro) para prevenirte del emperne despiadado que te propinará su regetonero pueblo de la mano de sus altos precios para gringous retirados que vacacionan en hoteles de 5 estrellas y no asoman la nariz afuera convencidos de que si lo hacen morirán horrible e irremediablemente lejos de sus seres queridos y adolesciendo de todo tipo de afecto.
Salud.

Buscame si sos macho!