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Atención! Achtung! Attenzione! Warning! Este blog es apto para todo público aunque contiene insultos e improperios varios y en cantidad alarmante. Cabe señalar la existencia de errores ortográficos graves y vergonzosos, y un cierto dejo de maldad en la mayoría de los posts, por todo lo cual no me excuso... Atención! Achtung! Attenzione! Warning!

Sunday, August 9, 2015

Costa Rica #2 - El curioso incidente estomacal en el tortuoso rio selvático...

Ya motivados por la naturaleza, la flora, la fauna, los bichos raros y la esperanza de alejarnos de los reggaetoneros por un buen tiempo, decidimos probar suerte en "Tortuguero", un pueblito enclavado en la desembocadura de un río sobre el mar Caribe que presenta las siguientes particularidades: 
- Para acceder, es necesario transportarse en una embarcación a lo largo de un río de bajo caudal por unas 2 horas. El cauce de dicho río va desarrollándose en un gracioso zig-zag en medio de una selva bastante tupida y llena de las más extrañas alimañas... Algunas parecen inofensivas, otras, como los cocodrilos apostados en las soleadas y pequeñas orillas arenosas, no tanto.
- Existen solamente 3 horarios tanto como para acceder al poblado como para dejarlo y no hay otra opción de transporte.
- Claramente, los servicios de la embarcación se limitan solamente al trafico de personas y bienes sin mayor protección que un toldo en caso de aguas pluviales; no servicio higiénico, no merienda, no azafata.
A continuación, un muestrario de imágenes intentando explicar el trayecto:








Al arribo, la recompensa es cuantiosa. El poblado se ubica justo en el lugar mismo en que el río se besa con la mar... De vez en cuando, la mar se propasa y trata de avanzar un poco haciendo que el cauce se inunde de agua salada dando lugar a un ecosistema de aguas mixtas, o sea, ni fu ni fa. Pero este acoso de las aguas marítimas promueven una flora y fauna que sólo se da en estos lugares... Y por alguna extraña razón, ciertas especies de tortugas marinas (tortugas de gran tamaño) vienen cada año a desovar a sus playas. De ahí que el asentamiento humano se auto proclame "Tortuguero".
Dícese que estos reptiles de orden chelonae, se aproximan a la arena bien entrada la noche y que para observarlos es menester la contratación de un guía local que, según los ancianos del consejo del pueblo, saben donde hay y no hay que pisar para no arruinarles la prole a estos graciosos animalillos.
Ronda por el lugar un rumor: si un macho de homo sapiens se come un par de huevos crudos de tortuga marina, hará que sus testículos produzcan mayor testosterona y lo haga ser más hombre. Durante varias generaciones se ha intentado demostrar, infructuosamente, que el consumo de vástagos embrionarios de estas especies reptileanas en desesperado peligro de extinción NO produce semejante efecto y que tal creencia proviene de una sociedad demasiado machista heredada de la península ibérica mestizada con varios ritos de los esclavos africanos. Muchos creemos que el que los consume ilegalmente (hay un mercado tremendo que mueve muchísima guita) es un reverendo hijo de puta, y que el que no comparte nuestra visión se merece una patada en el culo, porque somos un grupo muy tolerante y abierto a otras ideologías inferiores.
La noche que salimos de cacería (con no más que una cámara de fotos como fusil) logramos materializar la siguiente foto. Ah si, no vimos ninguna tortuga...   



Para palear el desengaño tortuguístico (ni siquiera posters de las tortugas ninja había) nos apoderamos de una canoa y nos dedicamos a recorrer el río, bien temprano, bien bien temprano, que es cuando el bicherío anda en busca del desayuno diario. Fue bastante interesante la cuestión y pudimos apreciar una gran cantidad de aves acuáticas, reptiles (entre ellos algo muy parecido a un camaleón verde fosforescente, dos malvados cocodrilos, ranas de un tamaño ya desubicado, etc), peces que saltaban del agua y otros que no pero que daban miedo por el tamanazo de la aleta que asomaba por sobre la superficie líquida.










Pero todo lo anterior ha sido escrito con el único propósito de recordar lo vivido... Lo más interesante y quasi divertido (diría yo) de este país fue el "curioso incidente estomacal" como reza el título de este post. Reeeeeesulta que la vuelta a tierra firme había sido planeada para 3 días después del arribo y queríamos tomar la primera lancha a las 5:30am porque después nos quedaba un viaje de 7 horas hasta el próximo destino. Entonces procedimos a poner la alarma, a dejar el equipaje listo y a tratar de irnos a dormir a un horario decente. El inconveniente se dió cuando a las 5:18am abrí los ojos y controlé la hora:
Mochi: -NOOOOOOO!!!! Puta madre!!!! No sonó la puta alarma!
Sophiensen: -Oh nein! Puten madren!
M: -Bueno ya fue, tomemos la otra lancha a las 9:00am
S: -Nein!!! Vamosen! Apuraten! Vamosen asi nomasen! A lo mejoren llegamos de peden!
M: - Uhhh no!! No vamos a llegar!
S: -Dale boluden! No me hagas calentaren! Agarrá tu mochilen y corramos al puerten!
M: - Pero mi mochilen está pesaden Sophiensen! Y además quiero ir al bañen!
S: - Vamosen te diguen! Haces pichisen en el puerten!
Y salió corriendo así nomas sin lavarse la cara y yo por detrás... Rengueando un poco por la mochila mal acomodada... Luego de una corrida de casi 10 minutos entre los callejoncitos del poblado, llegamos al puerto en donde la lancha estaba a punto de zarpar... SI!!! Lo conseguimos!... De un salto trepamos por la proa y nos acomodamos en los 2 primeros asientos, que eran los únicos dos libres que quedaban (al menos eso parecía desde la costa)... Porqué tan privilegiados lugares estaban aún sin tomar se preguntará el lector (y si no se lo pregunta lo obligo a planteárselo)... Bien, verá usted, estaba lloviznando y el techo del bote alcanzaba a proteger sólo las faldas de los dos primeros asientos... Pero bueno, en un país tropical, una lloviznita no puede ser un gran problema...
Al la voz de "aura!" inició la lancha el periplo y lentamente empezamos a remontar el cauce en sentido río arriba... La lluvia acariciaba mis pies enchancletados y mi rostro se deleitaba del rocío matinal cuando de repente, y abriendo los ojos como un dos de oro, sentí el primer ataque: un retorcijón de la puta madre.
-"Tranquilate Mochito"- Es sólo un retorcijón y va a pasar... Distraete con la lluvia, mirá hacia los costados, fruncí el asterisco... 
Cinco minutos... Otro retorcijón, esta vez mucho más despiadado... Cruuuuuuuunch! Cruuuuuuuuuuuuuuunch! -"¡Nooo! ¿Porque???"- 
M: -Sophien... Pssst! SOPHIEN!!!
S: -Que queresen?
M: -Me caguen encimen!
S: -Aguantanten como hombreciten! Falta todavíen una horen 45 minuten para llegaren!
M: -No puedo! No aguanto tanto tiempo!
S: - No se pueden pararen aca!
M: -Me sacaste de la cama muy de golpe! Te dije que quería ir al baño! Me voy a cagar encima ahora! Y todo va a ser culpa tuya!
S: -Callate boluden! Tu incontinencien y tu adiccionen al inodoren no es culpa mien! Aguantá! Yo me voy atrasen que hay dos lugaren libren porque acá me caguen de frien!
M: -Yo me quedo acá! A lo mejor la lluvia me distrae y aguanto hasta que lleguemos!
Y así, como un verdadero hombre, me decidí a hacerle frente a la adversidad... Por 5 minutos... De repente, un retorcijón mortal me embistió el intestino grueso y me pareció por un momento haber palometeado el traje de baño que victoriosamente portaba.
En ese instante tomé una decisión heroica... Sé que muy pocos seres humanos tendrían la misma determinación: me levanté como un campeón y me desplacé hacia la popa del bote. En una embarcación con una eslora de casi 20 metros, no fue fácil hacerle zig-zag a los turistas que se amuchonaban para protegerse de la feroz lluvia que caía en esos momentos. Por beneficencia del universo, había una silla libre al lado del timonel y ahí asenté mis cachas; un poco por no desentonar con los otros que iban todos sentados, un poco porque la dura madera de apoyo ayudaría a hacer presión en la zona upital y a contener. Así se veía la barca desde mi nueva posición:



Aguanté otros cinco minutos como para que el resto de los pasajeros no sospecharan nada y me acerqué al barquero susurrándole...
M: -Pssst! Jóven!
Barquero: -Digame señor!
M: -Ehhhhhh... Este... Hmmmm....
B: - ?????
M: -Ehh si... Verá usted... ¿Habrá alguna posibilidad de pausar el periplo para que mi persona pueda disponer de instalaciones sanitarias?
B: -Negativo. Dese vuelta y haga desde la barca. Nadie mira.
M: -Ehhh... Me encantaría... Pero no puedo... Tengo que, necesariamente, usar un inodoro...
B: -No, no se preocupe... Saque el pitulín hacia atrás y dejese llevar nomas...
M: -Joven, es que usted no entiende... Me cago... Me cago encima y la probabilidad de que que aguante todo esto que puja por liberarse es bastante remota... Me cago, discúlpeme usted la confianza, ¡pero me cago! Créame que he hecho todo lo posible para no llegar a tan humillante posición, ¡pero me cago! Soy consiente de la dificultad de satisfacer mi demanda ¡pero no hubiera abusado de vuestra generosidad de no tratarse de un caso de extrema urgencia! Necesito vuestro beneplácito para detener la barca y ser libre de desagotar mi torturado organismo!
B: -¡Me lleva el chanfle!
En ese momento pareció como que el barquero hubiese hecho uso del freno de mano de la lancha y se tiró hacia una de las orillas encallando sobre un banco de arena.
B: -¡Ya! ¡Vaya por el amor de Jesucristo!
M: -¿Acá? ¿En la selva?
B: -¡No, si mondiola!
No lo pensé más y en ese instante manotié un rollo de papel higiénico (que siempre llevábamos en el equipaje de mano) y como un velocista olímpico pasé entre medio de la gente que se amuchonaba expulsando unos "sorry", "perdón", "excuse me" y al llegar a la proa, salté al río (que en ese lugar la profundidad no era mayor que mi pupo), caminé con las manos en alto hacia la arenosa costa (para no mojar el papel, que se mojaba a su vez con las gruesas gotas de lluvia que caían) mientras la gente creía que me había ofrecido de voluntario para destrancar la lancha encallada "desintensionadamente" en el banco de arena, y sin pensar ni meditar lo que estaba haciendo, me adentré en las fauces de la jungla circundante... 



Cuando estaba seguro de que ningún tripulante podía verme u oírme, me amarré de una rama, y luego de bajarme los lienzos hice lo que todos imaginan (prefiero no explayarme en la cuestión)... Claro, en ese mismo momento de relajación, de sentir que las partes del universo volvían a encajar perfectamente, de experimentar la paz interior y de recobrar el raciocinio, me di cuenta de lo insólito de la situación y del peligro al que me encontraba expuesto: elo ahí, agarrado de una rama, con el culo al aire como un mandril, en medio de una jungla, totalmente indefenso y con los cachetes a ras del suelo totalmente expuestos para que cualquier víbora, insecto (ya había varias moscas que se acercaban al manjar), mamífero, roedor, reptil o desconocida y feroz alimaña de diera un tarascón, venenoso o no, y me dejara ahí sin que mis huesos, piel y sal abonen mi suelo natal. Y sin contar la inconsciencia de haberme lanzado a un río en el cual ¡los cocodrilo' toman sol en sus BANCOS DE ARENA! 
-"Mierda", "mierda"- Me dije. Luego de retornar mi vestimenta a la posición original, me agazapé y procedí el retorno al acuático vehículo, mirando a 180° cada 3 metros. Felizmente asomé el rostro a la costa y luego de chequear que no hubiera ningún miembro de la familia Crocodylidae en las cercanías, atravesando un porción acuosa, volví a la lancha... ... ... ... ... 
Si, bueno, cuando volví, pasé, con la mirada clavada en el piso, entre medio de la bola de turistas y me senté, luego de escupir un silencioso "gracias" al barquero, calladito y sin chistar en el último asiento...
Esta era mi visión desde mi lugar:


Si, se hacían los boludos... Todo el mundo imaginó que fui a cagar a la jungla pero nadie dijo nada... Pero sus miradas acusadoras... ¡SUS MIRADAS ACUSADORAS!
Pero lo importante y enriquecedor de la experiencia fue que llegué a destino vivo, sano y con el intestino a salvo, sin riesgo de explosión o palometeada en los calzones luego de haber desafiado los peligros de la jungla que sólo Sandokán desafiaba en los libros de Emilio Salgari que leía de niño.

Bien, el último destino costarricense fue "La Fortuna". Es un lugar bastante famoso por albergar aguas termales y algunos volcanes todavía en actividad. Para acceder a todo ello hay que, como referí en el post anterior, p a g a r. 
Claro que para el mochilero experimentado, todos estos obstáculos no son más que chicanas que ponen a prueba su destreza, contactos, simpatía e inteligencia. 
Más abajo hay algunas fotos de lo que vimos y visitamos, todo completamente gratis. Pero lo que quería contar en esta ocasión es el encuentro con "la chica que pronunciaba todo en español como el ojete". Se trata de una bella doncella (K) australiana que venía viajando con su novio, haciendo un recorrido similar al nuestro y que encontramos en el hostel en este pueblito. Lo que caracterizaba a esta ragazza era la inglesiación de cualquier cosa que leyera en español. Voy a poner algunos ejemplos (lo escrito en rojo es como sonaba lo que pronunciaba):

K: -Cuando vaya a México voy a visitar los senoudis... 
M: -Ah???? Queloque queré visitá?
K: -The senouidis!
M: -Cenotes?

K: -Vieron que hay problemas en la frontera en la parte de river dulsi?
M: -Río Dulce...

K: -En Honduras quisiera ir a aislei iutilla...
M: -Isla Utila?

K: -Después vamos a ir a Mone-veri park...
M: -Parque Nacional Monte Verde?

Lo cual me llevó a pensar en que el hombre es definitivamente un animal de costumbres. No es imposible pronunciar otros sonidos, el problema es que no estamos acostumbrados a escuchar ni a mover la boca ni la lengua para producir sonidos que comúnmente no usamos en nuestros idiomas... Seguramente se me deben cagar de risa cuando trato de leer o pronunciar algo así como: "Wohnzimmertisch" = von tsimer tish = mesa de living... O "fußbodenreiniger" = fus boden rainiguer = limpiador para pisos...
Pero bueno, no deja de sonar gracioso y no deja de ser una buena oportunidad para interiorizarse un poco más en otra cultura y otros modos de ver la vida.









Costa Rica es (lo poco que vimos en nuestra huida hacia lugares de menor costo) un país de una gran belleza natural. Flora y fauna, montañas, mar, volcanes, pantanos... Todo al alcance de la mano pero con la maldición del excesivo sobreprecio y los regaettoneros. Vale la pena. Vale mucho la pena, pero atente, oh cristiano, a las consecuencias.
Luego de conseguir un afro vegetal y de haber visto más que suficiente (y con la decepción de no haberme encontrado con ningún dinosaurio olvidado por Steven Spielberg de las películas de Jurassic Park) emprendimos viaje hacia Nicaragua, el país de la Revolución Sandinista.


Monday, August 3, 2015

Costa Rica #1... ¡Uy, nos rompieron el @rt#!!!

Y así fue entonces, que después de habernos instalado en Bolzano, retomé la escritura de las memorias del viaje continental. 
El próximo país me hizo acordar constantemente a un sketch de Peter Capusotto... Un país tan famoso y turísticamente desarrollado. Antes de cruzar la frontera desde Panamá yo ya me venía imaginando como los pterrodáctilos y velocirraptores, trancados en la Isla Nublar de Jurassic Park escapaban justo durante el tiempo en que ibamos a estar ahí y toda la infraestructura hotelera de 5 estrellas colapsaba en una carnicería holliwoodense... Pero no. Lamentablemente Holliwood ha hecho de nuevo de las suyas haciéndonos creer que Costa Rica es una tierra plagada de selvas impenetrables, islas de bosques nubosos, dinosaurios y yankies jubilados que se retiran a vivir en el caribe... Bueno, lo último es más o menos cierto... Pero también aparecía en la película que San José estaba cerca del mar y por el contrario, se ubica en el medio del territorio y bastante alta. 
Desengañado entonces, sobre todo por la ilusión de ver si los dinosaurios reales tenian plumas o no, pusimos patas en territorio tico.

(clic en la imagen para verlo BIEN GRANDE)

La primera impresión fue buena, muy buena. Llegamos el fin de semana de Pascua a Puerto Viejo, una localidad muy cerca de la frontera con Panamá. Mientras el bondi hacía su entrada al pueblo, observamos como a los costados de la ruta, la jungla, los cocoteros y algunos simios se relacionaban entre si dándole vida al ecosistema. 
Intentamos procurarnos un lugar para pernoctar y el primer hostal que se nos presentó ofrecía catres a solo 7 dolarucos la noche. Parecía que la aventura costarricense prometía...
Fue sólo cuestión de dejar los bártulos y dedicarse a la búsqueda de material de engullición para convertirlo en energía química cuando la verdadera cara del país centroamericano se reveló: cualquier despensa, supermercado o vendedor ambulante ofrecía sus bienes a una ridículamente elevada suma de papel convertible de curso legal. 
Al principio creíamos que nos querían trampear aprovechándose de la cara de canduchos que trajinábamos... Pero no... La estocada final fue ver que incluso los locales desembozaban sus buenos dinerales al adquirir los mismos bienes y servicios que nosotros codiciabamos...
Averiguando un poco por ahí con la gente local del porqué de semejantes empernes, llegamos a la conclusión de que el excesivo turismo de alto rango que se desarrolla en el país, especialmente la instalación de cadenas hoteleras, hacen que los precios suban a un nivel rompe-ojete con el fin de drenar las cuentas bancarias de los visitantes, con el tremendo error conceptual de creer que el turismo 5 estrellas sale y gasta en consumir donde los simples mortales consumen. Así, el comerciante local que vende un panchito (hot dog) a 4 dolares cree que así se va a aprovechar del jeque árabe o del gordo estadounidense que se hospeda en el Hilton cuando en realidad, las excursiones que estos contratan, no solo incluyen "todos los hot-dogs que puedas comer" dentro del hotel, sino también el transporte exclusivo puerta-a-puerta que no te deja salir solo en un país en donde (les hacen creer) si asomás el hocico a la calle, los malvivientes centro americanos te raptan, roban, violan a tus mascotas, obligan a tu descendencia a vivr en la miseria y te contagian de reggaetón para toda la vida. Entonces, los que vienen a sufrir el excesivo preciario cotidiano son los ticos, la pobre gente común y los mochileros.
También caímos en cuenta que los catres a 7 dolares la noche sólo los conseguimos porque a nadie le gusta dormir en catres, y una cama en un hostel cuesta un poco más del doble. En conclusión, comida y hospedaje diarios: "dos contundentes impactos en el mismo upite".


Entendiendo y aceptando que no hay otra manera de disfrutar el viaje que resignándose y aliviando el ardor con productos vacelináseos, nos propusimos empezar a disfrutar e intentar meternos en la cultura local tratando de suprimir la queja y el lamento.
Es por ello, que a base de spaghettis, arroz, frijoles y tortillas de maíz y de mucha caminata combinada con ocasionales paseos en bicicleta, iniciamos el descubrimiento de la tierra de los dinosaurios modernos.
Puerto Viejo es un pueblito costero asentado en la margen sur del caribe costarricense bastante turístico, con un mar tibio, muy limpio y playas de arena fina, no muy grandes pero circundadas por una vegetación un tanto selvática. Muchos surfistas y minas buenas y sorprendentemente activo y vivo para un fin de semana pascual. Creímos que debido a la fiesta religiosa la actividad y el transporte se habrían visto paralizados pero sucedió todo lo contrario.






El viernes santo y el sábado de gloria transcurrieron de la mejor manera. Pim pam pum, haciendo amigos en el hostel, paseándonos por las playas y observando a los locales. El domingo de pascua llegó y para celebrar, nos procuramos unos rodados tracción a sangre y nos dirigimos a un parque nacional, una reserva llamada "El Manzanillo", ubicada a unos 20 km al sur. 
Ya, durante el trayecto, la cantidad de vehículos y el embotellamiento producido me dio mala espina, pero nunca olvidaré lo que vi a continuación, cuando hicimos nuestra entrada triunfal al parque nacional. Jamás había tenido una visión del infierno ni había sido capaz de imaginar lo angustiante y triste que sería una vida en la residencia de Lucifer, pero ahora sé que si me toca irme hacia abajo, pasaré mi eternidad en un lugar más o menos como el que describiré a continuación:
(Va escrito en rojo porque es mi visión infernal).
"A medida que nos adentrabamos en el predio del parque nacional, área especial protegida, mis oídos empezaron a saturarse de música reggaetonera al palo. Los automóviles yacían estacionados a escasos centímetros los unos de los otros, con sus ruedas tuneadas disturbando la paz de la arena sobre la cual se posaban. Cada vehículo distribuía al mismo tiempo y libremente su preferencia musical a decibelios exagerados generando una especie de estática continua que no hacía más que martirizar el aparato auditivo en su conjunto. Sobre los baúles abiertos de dichos vehículos convivían muchachos ataviados con gorras beisboleras cadenas de oro y anteojos que cuestan lo que vale una moto junto con muchachas que exponían sus verguenzas y se manoseaban con los conductores y propietarios de la maquinaria. Atravesamos esa marea de humanidad oliente a una mezcla entre bronceador y sudor llegamos hasta el inicio del parque natural propiamente dicho y fuimos sorprendidos por el cartel de bienvenida que rezaba 'bla bla bla prohibido hacer fuego en las inmediaciones bla bla bla... Cuida este lugar que es tuyo... Bla bla bla aquí verás especies en peligro de extinción bla bla bla...' Y no pude terminar de leer porque el culo a medio cubrir de un muchacho completamente borracho tapaba el resto... -Pero como?- dirá el lector... Si, el cartel de bienvenida había sido abatido y sobre sus tablas escritas con recomendaciones sobre como comportarse estaban haciendo un asado y algunos Neanderthales lo usaban como asiento. A este punto me estaba cuestionando el porqué de la injusticia del karma universal. Los rayos les caen siempre a las personas equivocadas. No contentos con tamaña destrucción Pacha Mammanica, el sendero que llevaba a la parte selvática del lugar se encontraba tapizado de colillas de cigarrillos, latas de cerveza, envoltorios de helado, algún que otro preservativo y muchas, muchas servilletitas de papel."
Obviamente la fauna local había huido pavorosamente y la reserva se encontraba sólo habitada por descendientes involucionados de homo sapiens-sapiens. 
Semejante escena sobrepasó todos mis límites de tolerancia alevosamente y decidí devolverme a la playa de origen antes de que mi voluntad flaqueara y terminara por repartir patadas en los culos circundantes (a riesgo de ser linchado al ritmo rampante del reggaetón).



Espantado por la visión precoz del laberinto del Fauno, intentamos alejarnos lo más rápido posible del vórtice infernal y nos desplazamos unos 30 kilómetros hacia el norte, hacia en tranquilo poblado de Cahuita. Tal poblado resulta ser el anfitrión de uno de los parques naturales más hermosos que mozo alguno haya jamás visto... Y lo mejor de todo es que es GRATIS! Por un sendero que va recorriendo la costa se pueden apreciar una sinnúmero de ejemplares faunísticos tanto como florísticos; entre ellos: monos cara sucia (porque son blancos y tienen la cara negra), monos aulladores (con un aullido que parece el padre de King Kong enojado pero cuando uno lo identifica se da cuenta de que es un monito del tamaño de un Chihuahua), monos arañas (con cola prensil), serpientes (vimos una viborita marrón y un bichazo amarillo que parecía de plástico), mapaches (el del antifaz negro), osos hormigueros, perezosos, algúna especie de roedor, caracoles, cangrejos, entre los que me acuerdo... También la mar se ofrecía tentadora... Llena de pececillos de colores pero por alguna extraña razón, la salinidad del vital líquido rozándome las partes que la desvergonzada Costa Rica y su economía malvada me maltrataban no se sentía tan a gusto. 
















En fin, la primera parte del viaje nos brindó el espectáculo de el mundo animal en su zenit, tanto los no racionales como los que deberían serlo pero prefieren ir en contra de millones de años de evolución y cagarse en la selección natural. Ambos resultan interesantes aunque sigo prefiriendo el grupo que no posee el raciocinio como para escuchar reggaetón. 


Buscame si sos macho!