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Atención! Achtung! Attenzione! Warning! Este blog es apto para todo público aunque contiene insultos e improperios varios y en cantidad alarmante. Cabe señalar la existencia de errores ortográficos graves y vergonzosos, y un cierto dejo de maldad en la mayoría de los posts, por todo lo cual no me excuso... Atención! Achtung! Attenzione! Warning!

Monday, April 20, 2015

Más al norte de Machu Picchu...

Se dice por ahí que Paracas (marihuanacas la llaman algunos) es una de las playas más bonitas de Perú y que es el lugar ideal para quienes desean hacer surf y pasar unas vacaciones inolvidables en la playa. Bazofia. Patrañas. No es más que un pueblito chupa sangre (me recuerda a Milac Navira) plagado de hostels que dicen ser buena onda pero que en realidad se ocupan de que sus inocentes visitantes gasten todo su tiempo y dinero en sus bares y discotecas, succionandolos, chupandolos, atrayendolos hacia su horizonte de sucesos, cual agujero negro a fotón de luz, negando cualquier tipo de contacto con mozo local alguno. Hablo despectivamente de esto simplemente porque yo soy mala onda, ni más, ni menos... Y también porque me caen mal los hipsters y los niñitos que se alcoholizan para comportarse como idiotas. Bien, pero no todo está perdido; alguno que otro, cual oveja descarriada, sale para ver que afuera, solamente a un tranco del umbral de la puerta del hostel, en el mundo y muy cerca, se yergen las majestuosas y casi siempre cubiertas de niebla, las Islas Ballestas.
Este archipiélago, deshabitado, alberga una cantidad enorme de aves y animales marinos. Los más destacables son los lobos o leones marinos (ahi aprendí que los 2 nombres refieren al mismo animal), los pingüinos de Humbolt y las estrellas de mar... Y además de un montón de especies de aves que ni me acuerdo de como se llaman pero que defecan mucho (mucho mucho mucho). Tanto defecan que el hedor de la cacona se siente desde el barco en el cual se llega hasta allí, y que ancla a unos 30 metros de la costa. Tanto cagan, que los peruanos han ideado un sistema de pircas que atajan la churretera en caida libre hacia el mar y que van acumulando los soretitos de esas millones de aves y más o menos cada 8 años, el gobierno va y junta todo ese guano y lo exporta a todo el mundo como fertilizante. Tantas son las heces y tan valiosos son estos depósitos de cuerpo, que cada tanto hay apostados guardaparques armados, que cumplen un servicio especial en las islas para controlar y evitar cualquier intento de furto cacal.
Pero más allá de esta interesantísima cuestión escatológica, también despierta la curiosidad del visitante la tremenda cantidad de 'seres vivos y no vivos que se relacionan en ese determinado momento y en ese determinado lugar' (definición de ecosistema, prueba de ciencias naturales, 6to. grado) que el tour a las islas de solo 2 horas vale el trajin de aguantar a los adolescentes borrachines en el pueblo la noche anterior.
La cortina sonora fue para mi una de las cosas que más conmovió mi duro corazón. Pues como un metrónomo, los "eructos" de los lobos marinos se intercalaban perfectamente con el graznar de las aves marinas. Sonaba algo así: [chajaaaa chajaaaa] (corchea corchea de gaviota) [bruuuuaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh] (blanca en eructo de lobo marino)... [chajaaaa chajaaaa] (corchea corchea de gaviota) [prrrrrrrrrrrrp prrp prrp] (negra corchea corchea de churretera de algún pinguino de Humboldt)... Y así, en un compás casi de cuatro cuartos, repitiendo da capo, hacia el infinito. Las matemáticas, definitivamente, se expresan musicalmente en todo el abanico creacional. 




















Y así, consecutivamente y sin otro particular, saludamos atentamente y, previo consumo de un buen plato de ceviche (o ceBiche) (pescado o mariscos marinados en limon) y chicharrón de mariscos (fritos en deliciosa grasa), nos teletransportamos a Lima.
Del viaje en particular poco me acuerdo, pero creo que toda la vida recordaré haber sido tan canducho de poner mi mochilita de mano arriba, en el porta equipajes. Pocas veces lo hago, pero esa vez, la estrechez del espacio entre los asientos, la cara de buenos de mis vecinos y compañeros de viaje, y el hecho de que la aventura se desarrollara a la siesta y no durase más de 3 horas me llevó directo al trono de la ingenuidad. Así nomas y sin haberme percatado de nada, poco antes de llegar a destino se me dio por relajarme con un poco de lectura de poca relevancia. Al alzarme a hurgar entre mis pertenencias, mis dedos juguetones no dieron con el dispositivo deseado y dudé y me convencí de haberlo olvidado en la mochila guerrera que iba en el depósito. Horas después, siendo la búsqueda infructuosa, y al no encontrar tampoco mi teléfono ni el de Sophiensen (ambos viajaban en el mismo contenedor), se alzaría el grito gutural más intenso que he dado en el viaje para maldecir mi estúpida e ingenua confianza.
De todos modos y más allá de mi pelotudeZ, Lima, la capital de Perú, es una ciudad enorme, pluricultural y especialmente, muy paranoica. Decidimos quedarnos en el barrio de Miraflores, que viene a ser un 'cerro de las rosas' cordobés; no porque pegaramos en esa onda, sino porque el centro histórico, pasada la hora del cierre comercial, muere. Miraflores es un barrio muy lindo y lleno de gente, en donde una milanesa con papas fritas servida en un plato comprado en un todo por 2 pesos chino, se llama "medallón de carne vacuna rebosado en pasta de huevos crudos y astillas de pan crocante, llevado a su punto comestible en extracto oleaginoso de orígen vegetal, acompañado de tuberculos cultivados en solares andinos aterrazados coccionados del mismo modo y presentados en delicados contenedores de barro cocido a temperatura adecuada"... El mismo plato con el primer nombre cuesta unos 3 dólares, el que tiene el segundo nombre es sólo para exclusivos; pues se cotiza unas 10 veces más caro. Así, ricos y pobres (acá entra el rubro " mochilero") se nutren de energía química de exactamente la misma fuente, pero unos satisfaciendo sus necesidades energéticas primarias y los otros (pobres seres) sus necesidades de apariencia y estatus, también primarias, vamos a decir. Esto es, en un país pobre y con más de la mitad de la población viviendo por debajo del límite de la pobreza, exactamente como mi querida patria, es a MI JUICIO, una irresponsabilidad ética y social. Pero bueno, como me dijo mi sabio padre una vez, "en el mundo hay boludos como para hacer dulce, trate uste' m'hijo de no formar parte de los ingredientes de la mermelada" [cita casi textual]. Ergo, para ver la Lima real había que salir, un poquitín, de ahí. 
Me llamó también poderosamente la atención el hecho de que todos, absolutamente todos los seres humanos (locales) con los que tuvimos algún tipo de contacto verbal nos decían alguna de las siguientes frases:
- Tengan cuidado que aquí que roban mucho....
- Hmmm... Acá no es seguro...
- Hmmm... A esta hora les van a robar seguro...
- No, el centro es muy peligroso...
- No, Miraflores es muy peligroso...
- Los van a asaltar seguro...
Y la mejor de todas (una vieja que se puso a hablarnos en el bondi): - Ay, es que sho viví en Miami. Acá no me gusta más... (En voz baja) Es que acá hay poca gente ya como ustedes (señalandonos), ahora son más oscuritos acá y por eso está peligroso... (Bueh...).
La inseguridad es una sensación... Me suena... Me suena de algún lado...
De cualquier modo, el centro histórico de Lima es muy lindo e incluye su gran plaza de armas, sus iglesias, sus edificios publicos con sus balcones de madera, un barrio chino (en donde se puede comer un riquísimo 'chifa', una suerte de plato oriental creado por los inmigrantes chinos que utiliza ingredientes locales para reproducir delicias originarias de la patria de la gran muralla), mercados varios y la gran plaza en donde e encuentra la estatua del libertador don José de San Martín (se dice en el limbo que él es el unico argentino del cual ningún argentino tiene nada malo para decir).












Será porque estaba un poco embolado por la pérdida de mi compañero de adicción interneteana o porque soy un permanente cara de culo, que después de 3 días de vagar sin un rumbo u objetivo demasiado fijo por la gran capital me quise alzar al carajo. Y, efectivamente, bondi nocturno mediante, al carajo me alcé.
Trujillo nos esperaba con sus brazos abiertos. Y nosotros, como niño que chicanéa a su papá para escapar de su beso pinchoso por su barba de 2 días, le hicimos un OLE! a la ciudad y apenitas llegados a la terminal, de mañanita, con un bus local, enfilamos hacia las ruinas de Chan Chan (dale, hacé clic en el link... Si estás tan al pedo como para leer este blog, seguro que podés leer algo mucho más interesante y completo sobre la historia de esta gran cultura y de paso no me haces escribir para explicar todo acá al pedo [valga la pedorra redundancia]). Chan Chan (no tiene nada que ver con [esta] canción, pero mientras caminaba por las ruinas me sonaba en la cabeza todo el tiempo) es una ciudad enorme, construida en adobe por los Chimúes. En cierto período de la expansión Inca, ambas culturas se batieron a duelo resultando vencedores los incas (perdón por contar el final de la película, pero si usted no se define como un boludo, se habrá dado cuenta solito nomás del descenlace). 
Las ruinas son enormes y autoritariamente impresionantes. Semejante ciudad de barro en medio del desierto capaz de albergar a una población de casi 100.000 habitantes da que pensar. Tal vez, las crónicas de los españoles, en donde llamaban a todas las culturas pre hispánicas "salvajes", no se ajustaban demasiado a la realidad. Lamentablemente hay muy poco recuperado y/o mantenido y los vestigios de su grandiosidad van poco a poco convirtiendose en lomos de burro más aptos para practicar motocross que en un museo al aire libre.












Contento por haber pisado una bolilla de lo que fué mi examen final de Historia de la Arquitectura Latinoamericana en la facultad, picamos a una playa cercana, en un pueblito llamado Huanchaco. Decíanse maravillas y piropos del enclave surfista, pero la verdad es que si no fuera por el restaurancito al lado de la playa en el que comimos chicarrón de pescado (no pregunte al pedo, ya aclaré que chicharrón se le dice a todo lo frito en grasa animal), el desengaño me habría asaltado del modo más cruel. El problema de no tomar drogas es que pareciera que uno se pierde el 90% de la diversión en estos pueblitos de vida playera. Que le vamos a hacer...





Volvimos entonces a Trujillo a recuperar nuestras mochilas para viajar, por segunda noche consecutiva, de noche en un bondi y alcanzar la frontera norte del país.
Trujillo, al atardecer, se reveló mucho más bonita de lo esperado. Una ciudad muy colorinche y limpia, llena de gente callejeando al estilo de "Truman's Show", que van y vuelven sin hacer aparentemente nada. Me gustó la idea, y de algún modo me recordó al tontódromo dolorense que solía yo frecuentar los domingos amla noche, a la salida de misa, yendo desde el todavia en ruinas bar "El Espléndido" (maldito seas P.L. por dejar a Villa Dolores con esa esquina en ruinas por tantos años) hasta la EG3, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta... Hasta que se hacía la hora en que la Norma demandaba el regreso a casa.





La ruta final elegida para el escape de la patria del maíz, nos deparó el encuentro con el poblado de Tumbes. Muy cerca de la frontera y como la mayoría de los pueblos de frontera, un pueblo de mala muerte. Que hay en Tumbes? Picarones... Opa, ya pensó mal? Los picarones (haga clic en la palabrita para ver la receta) son una suerte de aros toroidales de pasta de batata (camote por aquellos lares) y zapallo que se frien. Como todo lo frito, son exquisitos. Que más hay? Hay taxis tuc-tuc. Creo ya haberme pronunciado sobre los dichos putos tuc-tucs. El sentido rechazo por este tipo de taxista en una moto de 3 ruedas, tiene su orígen en los países del sudeste asiático. No tiene que ver con la raza, ni la religión, ni la nacionalidad de estos individuos. Exactamente en todo el mundo (al menos en las partes que he tenido la fortuna de conocer), este tipo de conductor es un garca. Juega con los precios, con la sensación de hacerte sentir inseguro y con tratar de cagarte en lo que sea cada vez que se le presenta la oportunidad. Por mi parte, trato de no contratar los servicios de ningúno de estos seres mitológicos a menos que sea un extremo caso de muerte o de un apocalipsis zombie... Pero si es por lo último, me elijo al más garca de todos los tuc-tuc porque ese seguro que lleva rifles, municiones y probablemente revistas de niñas con poca ropa, o sea, todo lo necesario para sobrevivir la catástrofe. A continuación una foto ilustrativa donde se aprecia un conductor de tuc-tuc tratando de garcarle algo a los pasajeros, tal vez incluso planeando un golpe de estado o haciendo espionaje para Clarín:


En fin, lo que si era muy digno de ver era la zona de Puerto Pizarro, un pequeñísimo poblado de pescadores, muy cerca de Tumbes, en donde ofrecían paseos en barca por los manglares (lea de nuevo) y una reserva de cocodrilos y caimanes. 
El manglar siempre fue considerado un territorio maldito. Por lo impracticable y laberíntico, en las mentes de los conquistadores que navegaron las costas del Pacífico durante los albores del siglo XVI (16 vagazo), el manglar figuraba como cuna de las peores plagas y refugio de temibles alimañas que se lo comerían a uno por completo o a lo mejor y si tenía suerte, solo el pito y quedar gangoso como lo ha sabido decir el Flaco Pailos en su veridica crónica sobre Tarzán. En una especie de pugna espacial, el manglar fija los sedimentos que defogan los ríos en el mar, creando un sustrato nuevo en donde arraigar, ganandole lentamente, terreno al océano. Más o menos como hacen en Mar del Plata con sus playas, dragando arena del mar para ganarle terreno al mismo, solo que en vez de criar gordos en musculosa sentados en una reposera bajo una sombrilla alquilada respirando muy afanosamente, el manglar genera uno de los biomas más ricos del planeta y con toda su biomasa, es la base de muchos ecosistemas... Casi lo mismo... Ponele. Se dice por estos lares, que los manglares del mundo son responsables de un 30% de las pescas planetarias, pues la gran cantidad de hojas que caen al mar son el alimento de pequeñísimos seres que a su vez son el plato principal de otros de mayor tamaño que a su vez son comidos por otros más grandes y estos por otros más grandes y estos por otros más grandes y así fractalmente hasta que un humano rey de la creación se caga en la cadena alimentaria y pesca el bicho más grande que puede encontrar en el mar. En fin, esas raíces tabloides que diseñan extravagantes biombos, le van dando firmeza a esos suelos barrosos e inestables sometidos a la embestida puntual de las pleamares. Un puto bosque sobre el agua! Una legión de árboles rebelados contra su medio terrestre... Invadiendo el sagrado maritorio! (Si no fuera por todos los insultos que escribo, el último párrafo podría considerarse casi poesía... Pero a mi me gustan los insultos...).
El paseo en lancha con la excelente explicación de lo que veíamos por parte de nuestro guía de 8 años iba declinando hacia el "sagrado" criadero o reserva de cocodrilos. En dicho recinto, puede uno circular por las diferentes fosas que contienen a estos preciados animalitos, futuras carteras, viendoles reposar, inmóbiles, bajo el sol peruano, o también se puede meditar y casi llorar por la visión del futuro de estos anfibios majestuosos, condenados a prolongar la vida de la especie, confinados en piletones de cemento para siempre. Cuando le pregunté a nuestro niño guía si algun cocodrilo sería liberado a su hábitat natural me respondió con los ojazos abiertos como el 2 de oro: -Nuuuuuuu! Si los soltamos nos comen!
Triste vida para el cocodrilo maduro de 4 metros condenado al claustro de su prisión preventiva...
Al final del tour, pasaríamos la siesta en compañía del guía, jugando a tirarnos al mar desde un tobogán de 3 pisos de altura y a ver la pechera de las damas cuando se estrellaban contra el agua. Si, el tobogán era demasiado empinado, resbaloso y rápido y no había corpiño que resistiese el tetazo contra el agua salada sin desprenderse o saltar por los aires... Eso es, creo entender, un muy buen último día en cualquier país del mundo.











Epílogo: pues bien, Perú es un país interesantísimo. Muy parecido a la Argentina en su idiosincracia y en sus costumbres. Plagado de historias de corrupción y de golpes militares. Tienen el merito (?) de haber elegido a un presidente ponja que los dejó en la ruina y se tomó el palo a su país de orígen. Tienen la fortuna de contener dentro de su territorio a la que fue la capital del imperio más poderoso de América del Sur y aunque esa historia es la que les provee uno de los mayores ingresos, se han olvidado de los hijos de su cultura. Un país enorme, en donde la mayor parte del territorio se desarrolla al este de la Cordillera de los Andes, en el amazonas. Se dice que tiene una de las culturas culinarias mejores y más variadas del mundo. Su ceviche (o ceBiche, ni los locales se ponen de acuerdo en como se escribe), sus arroces, sus frutas, su chocolate, sus carnes, sus etc, son realmente un manjar incluso en sus versiones más callejeras. Y esa "Inca Kola"!!!! Me estuve preguntando durante días y días qué era ese brebaje amarillento que competía directamente con la "CocaCola" y que le ganaba en ventas por afano... Los niños, los jóvenes, los viejos... Todos con su botellita de Inca Kola... Todos los puestitos callejeros la ofrecían... Hasta que un día decidí dar el paso y unirme a la turba. Compré, la tomé en mi mano y verifiqué que estaba a temperatura natural, como todas las gaseosas de Perú y Bolivia. El refrigerador no se malgasta en enfriar una simple gaseosa. Destapé y la botella sonó con un PSSSSSSSHHHHHHTTT!... Olí: olía dulzón, muy dulzón... Levanté la quijada y le asesté un trago largo, como Dios manda... ... ... ... ... Ay! Caracoles batman... Jamás había torturado mi paladar con algo similar. Fieraza, pero de los sabores fierazos de buena calidad... Dicen que ya nadie los fabrica así... La vieja que me la había vendido me miraba expectante con la pera en alto y los ojos fijos... Con un ademán afirmativo balbucié un "hmmmmmmm... Que rica! No tenemos de estas en Argentina nosotros..." y en un acto de hombría suprema empujé el trago hasta terminarla de un saque. Traté de reprimir el eructo infructuosamente pero alcancé a cerrar los labios con lo que mis cachetes se inflaron y los ojos se me pusieron rojos por el gas sobrante que consiguió salir por mi narizota y le devolví la botellita a la vieja con un "gracias señora" medio apagado pero muy sincero.



Dos semanas es definitivamente demasiado poco tiempo para cruzar y entender semejante país. Me voy con un sentimiento de hermandad y compinchidad. Este pueblo hermano y hospitalario es decididamente un lugar para visitar. Perú no es solo Machu Picchu ni europeas liberales de vacaciones (aunque tal vez sea lo más atrayente), sino que es la puerta a un mundo familiar muchas veces muy desconocido.

Vamo' a Ecuadoooooor ehhhhhhhh!!!!!

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Buscame si sos macho!